No me pregunte, estimado lector, por el título de este artículo. La coincidencia con la traducción española de la novela homónima de Jane Austen “Sense and Sensibility”, llevada al cine con el guion de su actriz protagonista, Emma Thompson, ha sido casualidad. Puro azar. Aunque ese sentido y sensibilidad de Austen también retrate con acidez y vigencia una sociedad aislada y cerrada sobre sí misma, clasista y llena de contradicciones internas, donde abunda la mediocridad, el cotilleo, la hipocresía y el desprecio hacia el prójimo.
La intención es hablarles de educación a partir de dos hitos que me han sido especialmente cercanos. Nada mejor que la educación para combatir un entorno social autárquico y viciado. Y entenderla con sentido y sensibilidad es lo que han sabido hacer Carmen Planas, presidenta de la CAEB, y Miquel Bordoy, presidente de Asima.
Bordoy nos brindó al candidato a mejor maestro del mundo, César Bona, en una conferencia única, memorable y magistral, con motivo del X Aniversario de la Escoleta Asima, otro proyecto pedagógico singular e innovador. Estimular la curiosidad y la imaginación de los niños, priorizar la creatividad y los valores como motivación, esfuerzo, autoexigencia, colaboración y solidaridad, como motores del aprendizaje, formaban parte del mensaje de Bona.
Otros actores fundamentales para la educación son la familia y el entorno social. De ellos debe surgir el respeto, la escucha atenta, el pensamiento crítico, el orden consensuado, la actitud positiva y la vocación, porque lo que demos a los niños es lo que ellos devuelven a sus pueblos, a sus gentes, a sus empresas.
Sentido y sensibilidad es lo que nos ofrece Carmen Planas en el cambio con el que se ha comprometido en la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears. Su visión de futuro la ha llevado a liderar una estrategia de competitividad que dé respuesta a los objetivos de la empresa, y de la sociedad balear, con instrumentos de colaboración entre las iniciativas pública y privada y las plataformas del conocimiento. La tibieza inicial y las dudas a esta iniciativa, la Fundació Impulsa Balears, deben dar paso a un renovado apoyo que permita mejorar la capacidad competitiva global de nuestro tejido productivo.
La educación ha de basarse en la experiencia, la resolución de problemas, la innovación y la colaboración. Podría ser un calco en la vida real, con un entorno educativo dinámico, que permita sumar autoempleo con avances tecnológicos, que fomente el aprendizaje contextual y que huya de la obsesión por las calificaciones y los resultados académicos. Debemos amar el conocimiento, el trabajo en equipo y la inteligencia emocional. Sin más.
Comunicación, empresa, cultura y bienestar son cuatro principios esenciales en educación. Las materias deberían estar interconectadas, cual plataformas del saber, donde pivoten los nuevos programas de estudios. Como el Programa Avanzado de Dirección General, organizado por la CAEB de Planas con el patrocinio de BMN-Sa Nostra, que cerró con diplomas su décima edición.
Con sentido y sensibilidad, sin ejercer una burda competencia desleal utilizando el descrédito y la ignominia, deberían actuar algunas grandes entidades que promocionan su responsabilidad social corporativa como principio de actuación ejemplar.
Los desafíos del presente y el futuro requieren a las empresas y a sus dirigentes integridad, compromiso ético, sentido equitativo de la vida, generosidad, honestidad y rigor. Hoy son prioritarios los factores humanos, aquellos que, con sentido y sensibilidad, se erigen en guía y norte de nuestras actuaciones profesionales y empresariales.
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