Lourdes Crespí se ha movido en el hiperrealismo, destacando su serie de Còdols y Pies, ahora muestra su faceta más abstracta y expresionista. En esta ocasión presenta trece cuadros de grandes dimensiones de técnica mixta sobre lienzo y dos instalaciones con esculturas que representan erizos de gran tamaño, realizados con palillos de madera, combinados con diversos elementos marinos.
Los cuadros se dividen, según su temática, en tres series. La primera corresponde a cuatro cuadros en donde se representan de forma abstracta redes de pescadores que metafóricamente simbolizan cuatro estados del alma del ser humano. En el primero, observamos redes cuyas conexiones están rotas y son más esquemáticas y estáticas. En el segundo, «estas conexiones empiezan a acercarse mediante la introducción del blanco purificador», explicó Lourdes a PERIÓDICO DE IBIZA Y FORMENTERA. En el tercero, «la potencia del rojo va reafirmando dichas interrelaciones». Finalmente, en tonos azules, aparece toda la red unida y restablecida con un movimiento más ondulante y equilibrado.
La segunda serie está compuesta por cinco marinas que la artista identifica «como un bálsamo donde puedes fluir para sentirte libre». Son paisajes del mar en donde cada uno de ellos parte de un estado de ánimo, desde unos más tormentosos a otros más calmados. Destaca uno de ellos que muestra un horizonte de atardecer, que es un avance del trabajo que está realizando actualmente en donde «da mayor relevancia al cielo y a los colores de la naturaleza».
Por último, la tercera serie está formada por cuatro cuadros con la técnica del collage y la monotipia que recuerdan fragmentos de ánforas, reminiscencias visuales de su trabajo de dibujante de restos arqueológicos.
Por otra parte, los erizos de las instalaciones representan metafóricamente «los problemas que tenemos que superar para evolucionar debido a las espinas que tenemos clavadas», comenta la pintora.
Lourdes Crespí (Palma, 1977) inició sus estudios de pintura en 1992 asistiendo a la escuela de Joan Vich. En el 2003 se licenció en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona. Durante sus años de carrera, fue becada por el ayuntamiento de la localidad mallorquina de Calvià durante todos los veranos para colaborar en las tareas de dibujo y limpieza de materiales arqueológicos, además de realizar paneles informativos para distintos yacimientos del municipio. Posteriormente, completó su formación con cursos de grabado y cerámica en la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma.
Del 2006 al 2015, vive a caballo entre Palma e Ibiza donde trabaja como pintora y dibujante de material arqueológico como autónoma. Desde el 2000, ha realizado exposiciones y encargos de pintura para la administración pública, empresas, centros de negocios y particulares. Ha expuesto en Ibiza, Mallorca, Barcelona, Jaén y Nueva York.
Actualmente compagina su faceta de pintora con el montaje de un taller tienda en Mallorca, en donde restaurará objetos y expondrá obras de arte.
La muestra se podrá observar hasta el próximo 28 de febrero en un horario de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 19.30 de martes a domingo. Además, Entre les xarxes i la mar también se mostrará en marzo en Can Tixedó.
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La pintura abstracta y esa cualidad de representar algo distinto para cada espectador la hace única e interesante. En ese basto universo de lo abstracto, el puntillismo abstracto, te hace pensar, imaginar y recrear una obra, cada espectador puede ver algo distinto y es que el pintor crea la obra y el público la multiplica. El trabajo artístico de Gabino Amaya Cacho es innovador en esa área, bien por él, ya venía haciendo cuadros interesantes como Neptuno, El Morralero, Concierto para Venus, Girls playing in the tree, Icarus and Daedalus y The dream of Jacob.