De padre ibicenco y madre formenterense, Fulgenci Torres Mayans nació en el barrio de la Marina en el año 1861 y fue bautizado como Antonio. Con 16 años se fue a Barcelona para estudiar Farmacia pero, antes de acabar la carrera, su vocación religiosa le llevó a Vic para estudiar en el seminario con la intención de ser ordenado sacerdote.

En 1885 ingresó en el monasterio de Montserrat, donde recibió el nombre monástico de Fulgenci que le acompañó durante toda su vida.

Como monje benedictino ejerció diferentes oficios en el monasterio: trabajó en la enfermería al servicio de los peregrinos que necesitaban medicinas y enseñó matemáticas, física e historia natural a los jóvenes que se preparaban para entrar en el noviciado.

Sus incursiones en las misiones de ultramar comenzaron en 1895 cuando acompañó al abad del monasterio, Josep Deàs, a Filipinas donde fue nombrado superior de Mindanao.

Sin embargo, según cuenta Josep Massot Muntaner, autor de Diaris d’un abat-bisbe d’Austràlia en su artículo dedicado al religioso en la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, Torres Mayans tuvo que regresar tres años después a Europa. En 1898 recibió el encargo de revitalizar el priorato de Nápoles, donde construyó una nueva iglesia para sustituir a la antigua que había sido demolida. Allí recibió la visita del abad gallego Rosendo Salvador, quien unos años antes había iniciado una acción misionera en Australia y vio en Torres Mayans la persona que debía sucederle al frente del monasterio benedictino de Nueva Norcia.

A principios de 1910, regresó a Roma donde el papa Pío X lo nombró obispo titular de Dorilea y administrador apostólico en la región australiana de Kimberley.

A su vuelta a Australia su salud, mermada en parte por sus viajes a lugares inhóspitos, le falló a causa de un problema estomacal y murió de manera inesperada y prematura a los 53 años de edad en septiembre de 1914 en un hospital que las hermanas de Sant Joan de Déu tenían cerca de la ciudad de Perth.

El reconocimiento en su tierra natal le llegó años después cuando, en 1925, su retrato fue colocado en la galería de ibicencos ilustres tiene en el Ayuntamiento de Vila tras un emocionado discurso del archivero de la catedral Isidor Macabich en el que repasó su biografía.

Calle Bisbe Torres Mayans

Misión en Australia para convertir a indígenas

En 1901, después de una rápida visita a Ibiza para abrazar a su familia más directa, Fulgenci Torres Mayans se embarcó en su aventura australiana con el objetivo de mejorar en todos los aspectos el monasterio de Nueva Norcia y aumentar su influencia entra la población blanca y la indígena.

De acuerdo con las recomendaciones de los obispos australianos, emprendió una nueva misión para la conversión de los indígenas del distrito de Kimberley, al noreste del país en pleno corazón de Australia. Para ello, hizo dos arriesgados viajes en una pequeña barca para poder conocer de cerca los terrenos antes de ser nombrado obispo.

Torres Mayans escribió sus vivencias en Australia en un castellano en el que se mezclaban palabras del italiano, el latín y el inglés. A través de estos diarios, recopilados en el libro de Massot Muntaner, hemos podido conocer la personalidad curiosa y austera del religioso, además de muchos aspectos de la Australia de principios del siglo XX.