Alfredo Montero, director de 'La cueva'. | ultimahora.es

Sin monstruos, sin efectos paranormales y sin grandes recursos de sonido, el terror naturalista y claustrofóbico de «La cueva», rodada en Formentera por Alfredo Montero, llega esta semana a las salas de cine tras su éxito en el pasado Festival de Málaga, donde se llevó tres premios.

«Mi intención era usar una narrativa estilo 'REC o 'El proyecto de la bruja de Blair' -explica el director a un grupo de periodistas- y al mismo tiempo distanciarme de ellas, ya que aquí no hay nada paranormal, ni fantasmas, ni brujas. Y eso era muy difícil».

Rodada en una gruta de Formentera, «La cueva» es en realidad una historia de supervivencia: cinco «incautos» amigos con ganas de aventura se introducen en una gruta escondida en un acantilado y se pierden en su interior, una situación que les confrontará con su propio lado más oscuro.

Su director, debutante y natural de la Pitiusa menor, descubrió el lugar con un amigo y se metió en su interior para escribir el primer esbozo de guión poniéndose en la piel de los personajes.

«Me planteé tirarme un par de días sin comer, a ver qué pasaba, pero al final decidí no hacer estupideces tan grandes», comenta.

«Lo que hice fue hablar con médicos, gente que ha vivido experiencias similares, leer revistas y también ver películas como 'Viven' o '127 horas', para comprender cómo tenía que avanzar la acción mental y física, y cómo va desapareciendo lo humano y aparece el ser irracional y primitivo que todos llevamos dentro».

De alguna manera, el paso por el Festival de Málaga ha sido el comienzo de una segunda vida para «La cueva». El «thriller» se había presentado en Sitges en 2012 en una primera versión, rodada con menos presupuesto. Juan Gordon, de Morena Films, la vio y pensó que aquello era una gran historia, pero que se podía mejorar.

«Me pareció un concepto muy llamativo y rodado con mucha veracidad, pero la película adolecía de un montaje algo estirado», explica Gordon a Efe. El productor se reunió con Montero y con Marcos Ortiz, actor y coproductor, y les propuso algunos cambios.

Fue así como entraron en escena el guionista Javier Gullón ("Enemy», «El rey de la montaña», «Invasor") y el montador Nacho Ruiz Capillas ("Los otros», «Ágora», «Los lunes al sol").

El equipo, que ya se había dejado literalmente la piel en la cueva en el primer rodaje de casi 20 días, con sesiones de sol a sol de las que salían «llenos de barro, sangre y doloridos», volvió a meterse dentro para rodar nuevas escenas. Los 80 minutos de Sitges se quedaron en 40, a los que se añadieron 40 nuevos.

«La película ha ganado mucho, tiene más intensidad», admite Montero. «Ha mejorado la presentación de los personajes y sus relaciones y ha aumentado la tensión y el ritmo. En definitiva, hay muchos sustos más, que funcionan mejor».

Después de Málaga, «La cueva» triunfó en el Festival Nocturna de Cine Fantástico de Madrid y ha seguido su periplo por festivales internacionales: Rotterdam, Miami y, próximamente, Corea.

Además, Morena Films prepara una versión en inglés que desarrollará desde su oficina de Los Ángeles en colaboración con una productora local. De momento, están trabajando en la adaptación del guión y aún no hay director ni reparto confirmados.

Para la productora española, que se resiste a dar el presupuesto final, se trata de su primera incursión en el cine «low cost», que en los últimos años se está abriendo camino en España.

«No estoy particularmente orgulloso de que la película cueste menos de lo habitual», señala.

«El cine de bajo presupuesto es un proceso interesante que permite a nuevos actores y directores darse a conocer, pero no es la solución del cine español, porque suele implicar que la gente no cobra, y el rendimiento en taquilla es mínimo», advierte.

En este caso ha sido un poco diferente. «Los técnicos han cobrado, y los actores tienen una participación en función del éxito de la película. Es una película de bajo presupuesto, con un poco más presupuesto de lo habitual"», explica.