«No me arrepiento de nada, pero son canciones que hice de adolescente, cuando me creía el rey del mundo», ha explicado hoy en rueda de prensa el intérprete y compositor asturiano, en referencia a cortes que igual no volverá a tocar, como «El informe del forense» o «Sin noticias de Holanda», del disco del mismo nombre, publicado en 2003.
Aún recuerda «la sensación de euforia» que siguió a su primer concierto en Toro (Zamora), del que ha transcurrido una década en la que él ha evolucionado en todos los órdenes y en la que le ha sucedido de todo, «algunas cosas negativas», ha dicho en referencia probablemente a sus problemas con las drogas en el pasado, «aunque el balance final es positivo».
«No pequé tanto, es más el ruido que las nueces», ha asegurado sobre aquellos tiempos de desorientación personal.
Las alusiones socarronas y un tanto infantiles de algunos de sus primeros temas a los estupefacientes no es lo único que ha quedado atrás. «No volveré a la rumba», pronostica Melendi, aunque con la boca pequeña, cuando vislumbra la publicación de un nuevo disco para noviembre.
En su séptimo álbum de estudio volverá a cambiarse el «traje», como en sus últimos trabajos, aunque mantendrá las coordenadas humorísticas y de cierto costumbrismo cotidiano que abundan en su repertorio y que en 2013 lo convirtieron en el artista nacional que más público congregó en sus conciertos, no así el favor de la prensa especializada.
«Me he acostumbrado a no dejar indiferente a nadie; los que me quieren, me quieren, y los que me odian, me odian», ha dicho el músico sobre unas críticas a las que, asegura, hace tiempo que no hace caso.
Reconoce en este sentido que su participación como jurado en «La voz» igual le ayudó a que lo conociera una parte de la audiencia que se tapaba los oídos ante la mera mención de su nombre, aunque es a su colaboración en otro programa, «Generación rock», al que se refiere como un «éxito personal rotundo».
El 3 de mayo ofrecerá en Santa Eulària des Riu, en la explanada que hay junto al Palau de Congressos, un concierto gratuito que servirá para inaugurar su nueva gira, que pasará por Santander el 10 de mayo y que realizará en colaboración con la Federación Española de Bancos de Alimentos, que colocará a la puerta de cada «show» un camión en el que los asistentes podrán depositar una aportación voluntaria.
«El concierto que más ilusión me hace es en el que hay más gente», ha bromeado Melendi, que después visitará la localidad castellonense de Almassora (17 de mayo), Málaga (24 de mayo), Santiago de Comspotela (16 de junio), el municipio valenciano de Liria (21 de junio), Segovia (27 de junio), Zamora (28 de junio), Alicante (11 de julio) y Soria (12 de julio), entre otras fechas.
Tras su paso por el festival chileno de Viña del Mar, en breve retomará sus visitas a Latinoamérica a pesar de su conocido temor a volar, que hace años le costó una de sus polémicas más sonoras. Precisamente, hoy está previsto que inaugure un avión que llevará su alias, algo que, reconoce, «está cargado de intencionalidad». «Vamos a darle carnaza a los medios», ha dicho con humor.
«Aún no me creo que tenga 35 años», ha reconocido este padre de dos niños, acuciado por un «terrible complejo de Peter Pan», que le pide a los próximos diez años poder «respirar» un poco y que «los pecados del pasado» no le pasen factura, para que el cuerpo le aguante otro tanto.
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