La Marina Band presentó su disco ‘Adalt’ y estrenó varios temas.

La jornada del pasado viernes en el festival Eivissa Jazz se presentaba algo apretada con un programa que incluía tres conciertos con La Marina Band jugando en casa, Stromboli uniendo Valladolid y la Isla y Ronald Baker ejerciendo como cabeza de cartel, aunque los papeles quedaron algo trastocados al final de la velada, que incluyó incluso una amenaza de lluvia que no se vivía desde hace bastante tiempo en el baluarte en el marco del festival.

Tras sorprender el pasado año en el festival, La Marina Band regresaba a Dalt Vila con su disco Adalt recién salido del horno y con su participación en el próximo Festival de Jazz de Barcelona en el horizonte. Dos buenos alicientes para que el conjunto mostrara de lo que es capaz y vista la actuación del viernes sus integrantes son capaces de mucho. Pere Navarro (trompeta), Franco Botto (saxo alto y soprano), Quimi Luzón (batería), Quique Canet (bajo) y Llorenç Prats (piano y teclados) combinaron algunos de los temas incluidos en el álbum con otros de nueva factura en una de la mejores actuaciones del grupo hasta el momento. El quinteto abrió con dos temas de Botto, Longboard (Adalt) y New Belair, uno de los nuevos temas, ambos dentro de la línea más rítmica del grupo, que continuó con el estreno de Black Coffee, original de Navarro. Los solos se sucedían con soltura y seguridad, exhibiendo solidez y unidad entre los intérpretes. Fue al finalizar este primer bloque cuando el grupo, a través de su trompetista, quiso dedicar el concierto al saxofonista Joaquín Luzón, artífice de la existencia de La Marina Band y que seguía el concierto desde la primera fila de la platea.

A partir de ese momento, la banda alzó el vuelo a partir de Herbes Bop (Navarro), tema que abre el disco y cuya estructura facilitó que la temperatura subiera en el escenario. La delicada Carrer de sa Xeringa (Canet) dejó uno de los mejores momentos de Botto antes de presentar otro nuevo tema, Toxic Speed, compuesto por Prats.