El Canijo de Jerez interpretando uno de sus temas junto a Juanito Makandé (en primer plano a la batería). | Daniel Espinosa

Marcos del Ojo hace tiempo que dejó de ser un delincuente. No se asusten, no es haya estado en prisión, sino que decidió separarse del grupo Los Delinqüentes, que fundó en 1998 en la localidad gaditana de Jerez de la Frontera. Ahora se hace llamar El Canijo de Jerez y como tal apareció para animar y hacer bailar a sus seguidores más incondicionales en el escenario del baluarte de Sant Pere de Dalt Vila.

El gaditano, que se define como «comediante, guitarrista y garrapatero», hizo honor a cada una de estas definiciones y consiguió sacar adelante un concierto que no empezó con demasiado buen pie. Casi una hora hubo que esperar para que se abrieran las puertas del recinto, desde las 21,00 a las 22,00 horas, y además, durante buena parte del concierto el grifo de la cerveza no funcionó, haciendo las delicias del bar situado en la cercana Plaza del Sol. Sin embargo, el buen humor, la buena música y las ganas de diversión de los presentes, hicieron que pronto se olvidaran todos los males.

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