Jordi Fernández, director del Museu Arqueològic, Isabel Cerdà y Marta Campo, ayer en el Monogràfic.

En lo que casi parecía la antesala de la reapertura del Museu Monogràfic de Puig d’es Molins, las XXVII Jornades d’Arqueologia Feniciopúnica arrancaron ayer en su salón de conferencias con la charla De dónde venían y a dónde iban las monedas fenicio-púnicas: técnicas de acuñación, ritmos y volúmenes de producción, fiscalidad y circulación en los circuitos económicos, ofrecida por Marta Campo Díaz, doctora en Prehistoria e Historia Antigua y directora del Gabinet Numismàtic del Museu Nacional d’Art de Catalunya. La presentación de este clásico de la arqueología en Eivissa corrió a cargo de Isabel Cerdà Moragues, directora general de Cultura i Joventut del Govern balear.

Tal y como señaló Campo Díaz, «tratar de las monedas fenicio-púnicas es tratar de una gran cantidad de emisiones, cuyos centros de producción se sitúan en tres grandes áreas del Mediterráneo», que la conferenciante situó en Fenicia, «dónde se acuñó moneda desde el siglo V a.C.»; los territorios controlados por Cartago, y las primeras emisiones púnicas, que se fabricaron en Sicilia a comienzos del siglo IV a.C, desplazándose luego a Cerdeña, la península ibérica y a su capital en el norte de África. «En las costas del Mediterráneo occidental,fueron muchas las ciudades de origen fenicio púnico que abrieron talleres monetarios, siendo probablemente el de Ebusus el primero de todos ellos», destacó Campo Díaz.

Pero pese a tener el mismo «sustrato cultural», todas aquellas emisiones monetarias reflejaban todo tipo de diferencias en su iconografía, sistema de valores y volumen de producción, así como en su difusión. Cada estado decidía «la calidad del metal, el peso y la cantidad de los ejemplares que debían fabricarse, y también les asignaba un valor en relación a las otras monedas del sistema», dándose la circunstancia de que el tipo de metal y el volumen de producción variaba sustancialmente según la función a la que sería destinada dicha emisión de moneda.

Campo Díaz profundizó en el recorrido de la moneda al explicar que, una vez puesta en circulación, ésta entraba en los circuitos económicos. «Pasan a ser utilizadas por la población, generándose nuevos usos en un marco más privado», apuntó. De hecho, la conferenciante desveló que la mayor parte de la producción monetaria de una ciudad se usaba «dentro de los límites de su territorio», aunque acontecimientos como las guerras púnicas «fueron un factor importantísimo de difusión de las monedas más allá del territorio donde se habían acuñado» gracias a las grandes necesidades de dinero para financiar el conflicto bélico y los constantes movimientos de tropas.