Arriba, una candidata ante los directores. Abajo, prueba de canto y dos aspirantes repasando el guión. g P. TUR

El próximo 25 de noviembre, el telón se alzará y los protagonistas del musical Grease habrán visto cumplido el sueño de actuar en la obra. Para los aspirantes a formar parte del reparto, el sueño comenzó ayer en el Palau de Congressos, en una de cuyas salas se llevó a cabo el casting para escoger al elenco que actuará bajo la dirección de los cantantes Chris Martos y Marcos Penshow y del coreógrafo Juanjo Martínez.

Sentados en pequeños grupos, los aspirantes esperaban su turno aparentemente en calma en el amplio vestíbulo del Palau. Aunque los nervios eran evidentes. Los actores y actrices que iban saliendo de la prueba eran sometidos a un breve pero intenso interrogatorio por parte de quienes aún debían cruzar la puerta. «¿Qué te han dicho?» y «¿cómo ha ido?» eran las preguntas más recurrentes. Bromas y risas para soltar el miedo o darse a conocer en un grupo mencionando la academia de baile en la que se había estudiado. Todo valía para alejar el pensamiento del momento de la prueba y estar relajados. Un objetivo que también aceptaba algún ligero masaje en los hombros para aligerar la tensión.

De vez en cuando, alguna joven (las chicas eran mayoría aplastante) ponía a tono su voz cantando alguna estrofa, mientras otra se levantaba para acercarse a la puerta cerrada de la sala donde se llevaban a cabo las pruebas para escuchar más nitidamente cómo cantaba quien estuviera entonces ante los directores. En el Palau de Congressos, la vida seguía con normalidad y el personal de limpieza y mantenimiento cruzaba de vez en cuando el vestíbulo.

Una y otra vez

Tras la puerta de la sala, el ritual se repetía una y otra vez ante los atentos ojos y oidos de los responsables del montaje. Un diálogo entre un grupo de chicas (aunque dos de los papeles eran interpretados por Penshow y Martínez) sobre ponerse pendientes o la conversación entre la profesora de literatura del instituto y una animadora se sucedían con diferentes protagonistas. Baile, canto e interpretación eran los tres retos a los que debía enfrentarse cada aspirante en un ambiente que los responsables de la obra se esforzaban en que fuera distendido para no acentuar los nervios de los actores.

Ocho papeles a repartir entre la treintena de aspirantes que acudieron al casting para ponerse en la piel de los personajes que catapultaron a John Travolta y Olivia Newton-John en la versión cinematográfica.