La Kuntur Gallery de Àmsterdam, próxima a la céntrica plaza del Dam, acogerá desde el próximo lunes día 14 hasta el 5 de julio una exposición de Orlando Herrera, pintor argentino afincado en Eivissa desde hace años. La muestra estará dedicada íntegramente al tema de los ángeles, presentando una veintena de trabajos acompañados de algunos bocetos preparatorios realizados este año (óleo, guache, acrílico y acuarela) y trabajados en diversos soportes. Será en la misma galería en la que Herrera, «con muy buena acogida», expuso en 2006 su muestra Vincent, tú no estabas loco, dedicada a Van Gogh, referencia casi permanente en su obra, «como artista transformador y como hombre comprometido con la realidad social que le tocó vivir».
-¿Por qué se ha centrado esta vez de forma monotemática en el tema de los ángeles?
-Quizás por esa necesidad de sacar de dentro ese 'incorregible ángel', como dices tú en tus poemas. En realidad, yo hago tal vez una simplificación de las categorías jerárquicas oficiales: tronos, serafines, querubines, arcángeles y demás. Mis ángeles sólo tienen tres categorías: los ángeles buenos; otros menos aburridos, que tienen la oportunidad de equivocarse, y los muy malos, ángeles exterminadores que a veces se 'condorizan', tienen cara de multinacional o aparecen con rostros que son mezcla de Abadón y Bush.
-¿Le gusta, le estimula trabajar en series temáticas?
-Sí, porque de esta manera ordena y guía lo que haces. He trabajado en series muy divertidas; por ejemplo, la de Los coleccionistas, donde aparecían personajes como el coleccionista de agujeros, el que coleccionaba listas negras, como el de Serrat y otros, que presenté en la Christoffer de Zurich. Actualmente estoy trabajando en una serie que se llama La injusticia es un monstruo grande. Y como dice la canción, veremos que sale.
-¿Qué opinión le merece la situación actual del arte?
-Los teóricos del arte y los sociólogos nos han enseñado que el productor cultural y artístico intelectualizado del hombre ha sido siempre el producto de la activad económica; de su suerte depende la prosperidad del 'arte culto'. De siempre es conocido el intervencionismo de los poderes en el arte, pero en la actualidad lo que hacen los artistas está bajo la tiranía de ese gran poder que es el mercado del arte; a tal punto, que son son sus agentes los encargados de las propuestas éticas y estéticas.
-No parece muy optimista sobre el estado de la cuestión.
-No es para estarlo; pues son los agentes del mercado del arte quienes propagan que 'la pintura desapareció' después del híbrido, aburrido y seriado Warhol. Hay que ir detrás del escándalo circense, detrás de la moda que dictan los mercados, y no de la novedad que puedan dictar los artistas. Si impone el 'discurso' que intenta justificar la nada. Son los mercaderes americanos, que piensan que la cultura nació en Texas y que nunca escucharon hablar de los jardines colgantes de Babilonia ni de la Biblioteca de Nínive, los que dictan que el arte hasta se puede negar.
-¿Sigue dando todavía clases de pintura en su taller?
-Sí, porque es una experiencia importante para mí. La relación humana te ennoblece; sobre todo con gente sensible al arte y a sus problemas.
-¿Por qué expone más fuera que en Eivissa?
-El problema es que en la isla desaparecieron las veinte galerías que había. Y desgraciadamente para mí yo sólo sé pintar, no sé vender mis obras, algo que requiere otras pericias. Aunque ahora que lo pienso, hace unos cuantos años hice también una exposición en la desaparecida galería Maloney.
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