J. HERRANZ

La Biblioteca Municipal de Santa Eulària acogió ayer la primera conferencia de la cuarta edición de las Jornades Culturales Escriviure, organizadas por la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana y el Ayuntamiento de Santa Eulària, con la coordinación de Iolanda Bonet. Felip Cirer, director de la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera, fue el encargado de abrir el ciclo con una charla sobre Santa Eulària i la literatura. Hoy (20'30 horas) será el turno de Enric Ribes, quien hablará de la toponimia en este municipio; mañana, Ferrer Abárzuza charlará sobre Un riu a Santa Eulària? Història de la vall; y Joan Murenu cerrará el viernes con una historia musicada de la poesía ibicenca con Altres ales sobre una veu.

Felip Cirer comenzó su charla hablando del descubrimiento de Santa Eulària durante la II República, cuando comienzan a llegar intelectuales como Elliot Paul (la figura más representativa) y pintores como Barrau y Rigoberto Soler, entre otros. A continuación se centró en tres escritores del municipio: Josep Clapés, Victorina Ferrer Saldanya y el padre Guasch.

La figura de Clapés la abordó «como prosista en catalán, que no está apenas estudiado, porque entonces nadie confiaba en el catalán para lengua de prosa, sólo para la poesía. Era el único ibicenco del grupo de La Renaixença que usaba el catalán en prosa», precisó Felip Cirer, quien sólo se refirió de pasada al Clapés historiador.

La poetisa Victorina Ferrer Saldanya, un personaje realmente interesante, publicó en 1880 en Madrid en 1880 la leyenda de sa Creu d'en Ribes. «Fue la primera escritora ibicenca que conocemos», precisó Cirer. Su padre, Josep Ferrer Cirer, que tenía una gran fortuna, montó El Ebusitano, el primer periódico ibicenco. Cuando murió, su viuda se rejuntó con el impresor valenciano y dilapidó la fortuna residiendo cinco años en Venecia y viajando por Europa haciéndose llamar barones de Benicàssim; hasta que vuelven a Eivissa una vez arruinados. Al crecer, Victorina huyó de la isla, se casó con un abogado importante y no volvió nunca más. Escribió en notables diarios de la capital y dos libros de los que no se tienen noticias.

En cuanto al padre Guasch, recordó que «era jesuita y un gran gramático sabía veinte idiomas, estuvo en Holanda, Japón, Islas Carolina, Brasil, Argentina y Paraguay y murió en Sevilla», precisó Felip Cirer, que se refirió a un libro suyo inédito, Rutas de una vida, «en el que explica su periplo vital; está pendiente de publicar por un sobrino suyo de Canarias».