Johann Manfred Kleber presenta en Sant Mateu una selección de sus obras de 'arte escritural'

Cuadros en los que utiliza textos sin sentido propios y ajenos. Trazando las sombras de las letras huecas, superponiéndolos, se agrupan en imágenes sugerentes al espectador de la obra de un artista que se considera heredero del movimiento dadaísta. Obras en colores alegres y ligeros, a diferencias de las que hace en Berlín, que son en blanco y negro.

Su relación con el arte no es sólo la de creador, ya que Kleber es un experimentado y solvente gestor, a través de tres galerías que tuvo desde los 60 hasta finales de los 80, cuando decidió dedicar sus energías y tiempo al arte escritural. Sin olvidar su segunda vocación, la música, con estudios de música clásica y violín y su afición al canto, que sigue desarrollando en el reconocido coro de la Santa Hedwig Catedral, con el que suele viajar hasta lugares tan remotos como Japón; o en eventos de carácter social, como en la apertura del metro Budenstag de Berlín, donde el coro interpretó La flauta mágica de Mozart.