Hay muchas maneras de mirar a Eivissa, pero la de Toni Riera es una
de las que más se han fijado en la retina de los que han
frecuentado la isla en los últimos 30 años. Por lo menos la que
corresponde con uno de sus trabajos recurrentes, los que lo largo
de tres décadas ha realizado para promocionar la imagen de Pachá.
«No soy el único fotógrafo de promoción que tienen, pero sí es
cierto que algunas de las fotos que he hecho para ellos han quedado
como emblemáticas», apuntó el reconocido fotógrafo catalán, que
descubrió la isla en 1973, «cuando se abrió Pachá. Vine con un
amigo para una semanita y me quedé seis meses haciendo trabajitos.
Entonces era muy barato alquilar una finquita con otras personas.
Desde entonces no he dejado de venir y hacer cosas», añadió.
Largas temporadas, principalmente en verano, que irán aumentando
a partir de ahora. «Hace tres meses me he afincado en Eivisa,
porque quería vivir un poco pueblo. He tenido un bebé hace ocho
meses, mi mujer también trabaja aquí en producciones de fotógrafos
extranjeros, y yo hago muchas corresponsalías con revistas de
Europa. La verdad es que vendo Eivissa por un tubo», ironizó Riera,
sin disimular un cierto orgullo.
Tanta dedicación a la isla tenía que dar, también, réditos
artísticos. En varias direcciones: «Estoy preparando mi primera
exposición aprovechando lo de los 30 años. No tengo aún
patrocinador ni fechas, pero se presentaría en la isla, aunque me
gustaría que fuera itinerante. Tengo muchas imágenes de archivo y
este invierno voy a producir un poco más de artista, con menos
intención comercial», precisó el fotógrafo.
Una exposición y dos proyectos de publicación: «Estoy trabajando
en dos libros sobre Eivissa para la editorial Atrium. Uno es en la
onda de las cosas de National Geographic, a base de campos y tal.
Lo empecé en septiembre del año pasado y lo terminaré este mes.
Saldrá la próxima primavera; de entrada, en siete u ocho idiomas.
Todavía no le he puesto título, pero será algo así como 'Ibiza, un
estilo de vida', ya que formará parte de una colección dedicadas a
sitios especiales». Y otro libro más, también por encargo de la
misma editorial. «Como tenía muchísimo material de detalles de la
isla... Será parte del trabajo que tengo para este otoño». Y un
tercero, asimismo con Atrium: «Es una proposición diferente, un
libro de autor, ya no de Eivissa, sino de fotógrafo; utilizando el
material que tengo de tantos años más fotografías de gente de la
isla que quiero ir haciendo este invierno. A fondo, de todo tipo de
personajes, de los de ahora, digamos modernos, y de los de toda la
vida».
Proyectos editoriales que no terminan ahí, aunque «éste me lo
guardo para la tercera edad», apuntó. «Sería como un volumen de
autorretratos. Me gustaría hacer un libro de anécdotas, porque
tengo verdaderas animaladas de autorretratos raros y fotos con
gente conocida y otras anónimas; divertidas la mayoría», afirmó con
su sempiterna sonrisa.
Planes, pues, no le faltan al recién estrenado papá, al margen
de los puramente alimenticios. Al respecto su forma de trabajar
varía. «Depende; si es moda te atienes al guión que te marca el
cliente; pero con Pachá, por ejemplo, siempre he hecho lo que me ha
dado la gana».
Y una pregunta elemental para acabar: «¿Qué hace a un buen
fotógrafo, la mirada o la técnica»: «La vida. Yo me considero un
buen retratista. Sacarle chispa a alguien que a lo mejor conoces de
15 minutos, lograr el máximo rendimiento de ella, es cuestión del
rodaje particular de cada uno», concluyó con cierto aire de
satisfacción profesional.
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