Nacido en Bruselas en el año 1943, Gilbert Herreyns escogió la
localidad de Jesús para residir y, naturalmente, para elaborar sus
obras, una muestra de las cuales se inaugura esta tarde a las 20'30
horas en la galería Es Molí de Santa Gertrudis. En esta ocasión, el
artista exhibirá un total de veinticinco cuadros elaborados entre
2001 y 2002 con una técnica en la que se combinan el óleo, el
huevo, el acrílico y el agua. La exposición permanecerá abierta
hasta el próximo día 24 de julio.
Herreyns sigue decantándose por la utilización de los colores
primarios (azul, amarillo y rojo) a los que añade el negro para
realizar sus obras. Sus anteriores etapas influidas por la
geometría se ven reflejadas en esta nueva exposición al incorporar
el artista entramados de líneas horizontales y verticales que se
combinan con la pincelada. Asimismo, cada cuadro cuenta con un
mínimo de cuatro capas de color superpuestas, algunas de ellas
transparentes creando diversas combinaciones en la superficie del
cuadro.
Además, Herreyns no busca la representación de las cosas, sino
«un deseo de andar hacia la esencia y el misterio». En 1994, con
motivo de una exposición del artista en la Sala de Cultura de «Sa
Nostra», el poeta Vicente Valero escribió: «Lo que se deja ver en
cada uno de sus cuadros no es otra cosa que el reconocimiento de lo
misterioso, su particular relación con aquello que desconocemos, su
conformidad -dotada de inquietud y de humildad- con los paisajes
más oscuros del conocimiento».
«Esta representación austera de un espacio interior -escribía-
que nos recuerda insistentemente el de cada uno de nosostros -un
espacio al que descendemos ansiosos y del que nunca regresamos
saciados -, esta ausencia de respuestas que libra al artista del
peligro de transformarse en predicador, hacen que al acercarnos a
estas pinturas nos sintamos desamparados y que reconozcamos algo
muy nuestro en ellas: la perplejidad cotidiana ante lo que nos
sobrepasa».
Gilbert Herreyns recaló en las Pitiüses en el año 1973, época en
la que decidió establecerse en Formentera, en primer lugar, para
después desplazarse a Eivissa. La abstracción geométrica atrapó
entonces al artista, que elaboró una serie de obras lineales y
bicolores, muchas de las cuales fueron exhibidas en Eivissa en la
entonces galería Carl Van der Voort. En 1981 creó en la isla de
Formentera el Taller Blau, dedicado a la litografía y el
grabado
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