T. LIMONGI El músico Bonet de San Pedro falleció ayer, sábado, a la 1'00 de la madrugada, a la edad de 84 años, a causa de fallo cardíaco. Debido a problemas de circulación, desde finales de marzo, estaba en la cama en un estado de salud muy delicado. Deja dos hijos, Pedro y Silvia, cinco nietos y a su mujer Amelia Molina. El velatorio se abre hoy en el Cementeri de Palma a partir de las 8.30 hasta las 21'00 horas. En los últimos tres años estaba muy retirado, aunque seguía trabajando, siempre ilusionado por componer.

Fallece así una de las voces fundamentales de la posguerra, no sólo de Balears, sino de toda España. «Bajo el cielo de Palma», «Solamente una voz», «Carpintero, carpintero», «Niña Isabel», «Carita de Àngel», «La vestidita de blanco», «Raska Yú», «Cada día te quiere más», «Amor», «La noticia» y «Valencia Bella» son algunas de las canciones que popularizó. Músico, compositor, arreglista y cantante, ha dejado una herencia de gran valor para la cultura popular. Nacido en Palma en el año 1917, pronto se interesó por la música. Después de estudiar esta disciplina en su juventud comenzó a actuar con el grupo «Los trashumantes», donde tocaba el saxo, el clarinete y la guitarra hawaiana y cantaba. En 1939 da su primer salto, ya que pasó a formar parte de la orquesta Gran Casino de Barcelona. En su primer disco grabó «Tiroliro» (1940), uno de sus primeros éxitos.

Acababa la Guerra Civil y el país estaba sumido en la pobreza. Pero la voz de San Pedro surgió para aportar el necesario optimismo en un fondo social gris. Cantó a la tierra, al amor, a la vida y encandiló a miles de seguidores. Junto a Jorge Sepúlveda y Machín, fue la estrella del momento. Su nombre auténtico fue Pedro Bonet Mir, pero será recordado por su «alter-ego» artístico. Bajo la máscara del artista se encontraba un hombre de gran humanismo, de trato afable. Se autoconsideró «apolítico», siempre por encima de los partidismos. Nunca tuvo el carnet de conducir.