La actriz demostró ante un abarrotado auditorio por qué es una de las grandes damas de la escena.

Con las entradas agotadas desde hacía días, Lola Herrera representó ayer en Can Ventosa «Cinco horas con Mario», de Miguel Delibes, un texto que ella misma llevó diez años por los escenarios, de 1979 a 1990. «Ahora la vivo de una manera distinta, la distancia y el tiempo han puesto las cosas en su sitio. Es que la presión y la angustia que me producía hacer esta obra antes, recién estrenadas las libertades, no dejaba salir el humor tan maravilloso de Delibes», explicó ayer a Ultima Hora Ibiza y Formentera la prestigiosa dama de la escena española.

Dirigida de nuevo por Josefina Molina, Herrera se siente sorprendida de la respuesta que esta viendo en la gira que está realizando por toda España. «Doce años después, sigue levantando la misma pasión que siempre; es algo espectacular. Además, viene mucha gente joven, y eso es algo muy gratificante», comentó. «No tienes normalmente la oportunidad de coger un personaje tanto tiempo después; aunque al principio, cuando me propusieron retomarla, me resistía a hacerla, porque me enfermaba, pero la verdad es que ahora la disfruto, aunque me canse; porque hay que mantener ese equilibrio de la sencillez, que es un trabajo duro, pero muy gratificante, desde luego».

Lola Herrera es consciente de que, a pesar de su amplia y rica trayectoria profesional en teatro, cine y televisión, el público la sigue identificando con Carmen Sotillo, la viuda protagonista de «Cinco horas con Mario». «Es cierto, y lo tengo ya asumido; supongo que se debe a que la obra no pierde la vigencia, ya que Delibes hace personajes universales y es muy querido y admirado por los lectores. Además, el tema de esta obra es el de los conflictos que surgen entre una pareja, y eso es un asunto eterno», concluyó.