Al margen de las ocasiones que a título privado pasara por Eivissa,
Camilo José Cela fue invitado oficialmente tres veces a visitar la
isla, como se recordó en «La memoria indiscreta de Vicente Ribas»
del pasado 30 de diciembre. El memorialista ibicenco anotó en su
crónica dominical de Ultima Hora Ibiza y
Formentera que la primera vez fue a principio de los años
60, invitado por el ceramista Antonio Ruiz del Grupo Ibiza 59 con
motivo del Salón Internacional de Pintura que se celebró en la
galería El Corsario de Dalt Vila. Ribas anotó que la impresión que
le causó «fue la de sarcástico y gran conservador, que se reía de
la parafernalia de los premios literarios, de la jet-set y de la
aristocracia».
Entonces conoció a los pintores Erwin Broner, Tur de Montis y
Portmany y Cela «quedó encantado; hasta el punto de que llegó a
decir que no podría vivir en la isla porque había tantos personajes
agradables que perdería mucho tiempo». La segunda cita fue a
primeros de los 70, con motivo de la primera Bienal Internacional
de Arte del Museu d'Art Contemporaní d'Eivissa. En la cena que se
le ofreció más tarde, «algunos de los escritores allí presentes
criticaron de manera sutil e irónica a Cela aludiendo que algunas
de sus obras no se habían publicado porque él formó parte de los
censores del Régimen», comentaba Ribas.
La tercera visita del Premio Nobel fue a principios de los 80
con motivo de los Encuentros Culturales que organizó Vicente Ribas,
y a los que asistieron -entre otros- Antonio Gala, Juan Luis
Cebrián o Joaquín Calvo Sotelo. «En esta ocasión encontré al
escritor menos interesante. Estuvo muy repetitivo, contando los
mismos chistes y anécdotas que ya me sabía de las otras veces».
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