Para su primera exposición en Eivissa, Dietrich Kerky ha encontrado
un título que es toda una declaración de principios éticos y
estéticos: «Acerca de la necesidad del caos y la fantasía».
Concepto que ha desarrollado en treintena de cuadros que cuelgan
hasta el día 27 en la galería Marta Torres. Su notoriedad pública
en Alemania se debe principalmente a sus 35 años de actor de
teatro, cine y televisión; a las 60 películas y series de
televisión que ha rodado, o a sus trabajos como escenógrafo. Pero,
desde 1968, también a la pintura, a donde llegó por su limitación a
la hora de aprenderse los papeles que tenía que interpretar.
Entonces los pintaba; un día los vio un buen pintor, le gustó, y
le animó a que lo presentará en público. Fue todo un éxito
(asegura), y siguió en ello. «Desde entonces he hecho bastantes
exposiciones, y obras mías están en varios museos, pero aquí quería
empezar de cero, en un sitio modesto como este, porque me gusta más
la parte histórica de la isla», explicó a este periódico,
insistiendo en que prefería no hablar de sus otras facetas
artísticas. «No he terminado con ese mundo, de vez cuando hago
cosas, pero eso es otra historia, que ahora no me apetece
contar».
Entrando, pues, en su pintura, Kerky fue claro: «No me interesa
pintar la vida como es, o como la veo, sino como debiera ser. Hay
que echarle un poco fantasía a la cosa, y esto no lo enseñan las
escuelas de Arte, sino la propia vida». Así, el polifacético
artista rechaza el aprendizaje académico del arte. «Soy
autodidacta, como lo son, en mi opinión los mejores pintores. Lo
académico es aburrido, previsible, sin garra».
Abundando en esta postura, ha escrito que «la fascinación de la
pintura está para mí en la embriaguez de los colores, en que los
colores producen efectos por ellos mismos y buscan matices
aparentemente infinitos, y al final los encuentran. Para expresarme
sobrepongo de tal forma capas de pintura, hasta que desarrollan la
transparencia deseada y consiguen vida propia». Y algo más
adelante, en el mismo texto («Viajar con el alma»): «Me dejo llevar
por lo caótico, lo aparentemente desordenado. Pero de repente se
forman nuevos órdenes sorprendentes y también referencias, sin que
yo sepa antes de dónde salen o cómo se crean. Esto es para mí la
condición básica de la creatividad».
Con la figura humana como protagonista de su obra, el estilo de
Dietrich Kerky puede incluirse en la órbita del expresionismo
alemán, algo que al artista parece traerle sin cuidado. «No sé si
mi obra es o no expresionista; no me gustan las etiquetas, pues son
reductoras, limitan la expresión». Y para corroborar su actitud al
respecto, nos remite a otro texto suyo, «La necesidad del caos en
el arte»: «El arte nace ahí donde el caos es más efectivo o el arte
mismo es el caos (...) Mis cuadros son testimonio de lo que
digo».
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