GERMÀN REYES - MÉXICO
Augusto Monterroso dijo ayer que la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Letras tiene un significado especial para él, porque una de sus primeras influencias fue la del escritor asturiano Clarín. El escritor guatemalteco declaró en México, donde reside exiliado desde 1944, que «estoy muy contento, es muy importante porque no es un premio fácil, y porque tiene cierto valor personal ya que una de mis primeras influencias fue el gran Clarín con su cuento 'Adios cordera'».

El jurado, que falló el Premio en Oviedo a propuesta de la Academia Hondureña de la Lengua, destacó en su acta que la obra narrativa y ensayística de Monterroso «constituye todo un universo literario de extraordinaria riqueza ética y estética, del que cabría destacar un cervantino y melancólico sentido del humor».

La obra narrativa del autor guatemalteco «ha transformado el relato breve, dotándolo de una intensidad literaria y una apertura de argumentos inéditos hasta entonces», dijo el jurado presidido por Víctor García de la Concha, director de la Real Academia.

Además, el jurado valoró «su ejemplar trayectoria ciudadana, la dura experiencia del exilio y la atención constante a los asuntos más inmediatos de la vida contemporánea de Iberoamérica», lo que convierte a Monterroso, reconocido internacionalmente, «en uno de los autores más singulares» de la cultura hispana.

El autor de «Obras completas (y otros cuentos)», «La oveja negra y demás fábulas», «Movimiento perpetuo» y «La vaca», entre otras publicaciones, también recordó que sus vínculos con España siempre han sido muy estrechos, incluso antes de conocer ese país, al que viajó por primera vez a mediados del decenio de los 70, tras la muerte del general Francisco Franco.