La Organización Mundial de la Salud cree que se necesita una cobertura de dos dosis de vacunas contra el sarampión del 95% o superior para crear una inmunidad de grupo, pero Baleares, a la cola en esta vacunación a nivel estatal, no alcanza el 80 % en segunda pauta. Si bien es cierto que «estamos mejorando los registros porque no son muy fiables por problemas tecnológicos», reconoce la coordinadora autonómica de vacunación de la Conselleria de Salut, Antònia Galmés, quien admite que las cifras están infraestimadas.
Pese a las dificultades, se sabe que las coberturas «son más bajas de lo deseable para certificar la erradicación», señala la experta, a quien le preocupa «que la gente esté bien vacunada». Y con estos datos, «me da miedo un brote», advierte Galmés. «La mayoría de la población está cubierta pero podría darse en un colegio donde haya niños sin vacunar o en guarderías», señala. «Un niño sano puede desarrollar una enfermedad grave, porque el 25 % de los ingresos son por problemas respiratorios. La mayoría se recupera, pero no hay tratamiento específico como sí pasa por ejemplo con un neumococo», añade la especialista.
La vacuna del sarampión se conoce como la triple vírica y se pone en todas las edades, aunque el calendario oficial la señala a los 12 meses y a los 3 años. «El sarampión es la enfermedad más infecciosa, seguida de la tos ferina y mucho más que la COVID-19 que se encontró a toda la población desprotegida porque no había circulado nunca. En caso de brote, sin disponer de vacunas, se alcanzaría a casi toda la población», subraya Galmés que defiende que las dos dosis de la vacuna resultan muy efectivas. Sin embargo, tras el inicio de la pandemia y con la sobreinformación sobre las vacunas a tiempo real, ha crecido el número de escépticos. «Hay antivacunas en todas partes y no sabemos la magnitud del problema».
La cobertura bajó en los dos últimos años, pero desde la conselleria se ha ido recuperando a la población diana. «Cuando vimos que en el descenso se sacaron los listados para llamar, mucha gente no había acudido por despiste, por miedo a la COVID-19». La buena noticia es que no se ha confirmado ningún caso de sarampión en los registros semanales del último año, aunque sí haya habido casos de sospecha.
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