La acusación pública pide también para el varón que no pueda acercarse ni comunicarse con la víctima durante diez años y que la indemnice con 15.000 euros por daños morales. El juicio por estos hechos se celebrará próximamente en la Audiencia Provincial de la capital balear.
Los presuntos abusos, según el relato del ministerio público, se remontan a febrero de hace ahora cuatro años. El procesado, de 37 años, conoció a la madre de la víctima en la iglesia evangélica a la que acudían ambos. Hicieron buenas migas y el hombre la contrató para cuidar a sus dos hijas menores. En ese intervalo de tiempo el imputado conoció a la hija de 13 años de la mujer, que tenía un grado de discapacidad del 33 por ciento.
Desde ese momento todo cambió. El hombre se ganó la confianza de la menor mandando mensajes y hasta le regaló un teléfono móvil para su cumpleaños.
Vivienda
Los abusos tenían lugar en la vivienda del imputado. Pero antes él la recogía con su furgoneta. Según sostiene la Fiscalía hubo un total de siete episodios de abusos sexuales entre los meses de febrero y de junio de 2017, momento en el que la niña decidió contarle a su madre lo que estaba ocurriendo. En todos los encuentros había penetración y en la mayoría el imputado no usaba preservativo. Cuando esto ocurría, el varón entregaba a la menor después del acto una pastilla anticonceptiva.
