Se les conoce como test rápidos porque arrojan el resultado en unos veinte minutos. Otras virtudes son que no requieren personal tan especializado como las PCR y que son bastante más asequibles: tienen un coste de unos 5 euros. Por contra, son menos sensibles que las PCR y, por lo tanto, a priori son menos fiables.
El Servei de Salut ha empezado a realizar esta semana un estudio con una muestra de 700 personas. Se debían testar en las COVID exprés, en los centros sanitarios de Santa Ponça y Alcúdia, en el PAC de Inca, en el hospital de Son Espases y en la residencia de Felanitx.
Con este estudio, Salut pretende conocer a qué pacientes y cuál es el momento (de la evolución de la enfermedad) adecuado para utilizarlos. Los distintos estudios preliminares dicen que no son tan fiables como las PCR, pero también indican que lo son casi tanto cuando se empiezan a manifestar los síntomas, en especial en los cinco primeros días.
El secreto es conocer bien cómo, cuándo y con quién utilizarlos. Por ejemplo, presumiblemente serían muy útiles en la puerta de urgencias de los hospitales, para comprobar rápidamente si un paciente con síntomas tiene el coronavirus. También serían muy útiles en las residencias de personas mayores, puesto que revelan el resultado en muy poco tiempo y al inicio del desarrollo de la enfermedad. En cambio, no está claro que tengan utilidad para detectar el virus en personas asintomáticas.
Hay comunidades autónomas –Madrid es una– que ya han comenzado a testarlos y cuyos primeros resultados son positivos. En el caso de Balears, fuentes del IB-Salut explicaron que se dispone de 150.000 test de antígenos en stock y que se han encargado unos 200.000 más.
En cualquier caso, los expertos señalan que en principio no sustituirán las pruebas PCR, que se mantiene como el test más fiable.
Proteína
Aunque ambos se hacen a partir de una muestra de del fondo de la boca, de la nariz o de esputo, la PCR se utiliza para detectar el material genético de la COVID, mientras que el test de antígenos detecta una proteína.
LA PRUEBA
Muestra. El primer paso es tomar una muestra de la mucosa de la nariz del paciente utilizando un hisopo.
Reactivo. A continuación se coloca la muestra en una pieza de cartón del tamaño de una tarjeta de crédito que contiene un reactivo.
Resultado. Pasados unos minutos (entre 10 y 15) se pueden leer los resultados directamente en el cartón: una línea de color.
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