La razón, explicó, es que está en juego «el avance o la involución» y que en las generales del 28 de abril sólo hay dos posibilidades, la que representa ese partido y la de «la derecha con tres siglas».
El candidato socialista, ante un auditorio que superó las 2.400 personas y que podrían acercarse a las 2.600 si se contabiliza la gente que se quedó fuera, reclamó una «mayoría amplia» para continuar los cambios que –dijo– se habían conseguido en estos siete meses.
Fue durante el acto central del partido en Balears. Antes que el líder socialista intervinieron el cabeza de lista por las Islas al Congreso, Pere Joan Pons; el candidato a la Alcaldía de la capital balear en las municipales de mayo, José Hila, y la presidenta y candidata para las autonómicas, Francina Armengol.
Sánchez comentó que «me da a mí que Francina volverá a ser presidenta», y aseguró que aprobará inmediatamente una de las medidas políticas que ya se aplican en las Islas, como la supresión del copago farmacéutico para mayores.
Como a lo largo de esta campaña, Sánchez puso a Balears como ejemplo. Y aseguró que la Comunitat «puede ser la vanguardia de la transición ecológica». Según el presidente y candidato, «el rojo del socialismo del siglo XXI será el verde».
Compromiso con el REB
El socialista insistió en todo momento en la necesidad de «movilizarse» y «no relajarse». Para prevenir del optimismo que parece adueñarse del PSIB después de varias encuestas, el presidente alertó de que «la frontera entre el avance o la involución puede depender de un voto». Añadió que «hay un riesgo cierto de que las tres siglas de la derecha sumen».
La respuesta del auditorio fue que eso «no», y corear el lema del partido, ‘haz que pase'.
El socialista sólo nombró una vez a Vox y no citó en ningún momento a su candidato. Sí aludió a Pablo Casado –que en esos momentos intervenía a 200 metros– para comentar que «ya no sé que insulto le falta para referirse a mí». Fue duro con Albert Rivera, de Cs, cuando comentó que «debe tener un armario muy amplio para cambiar tanto de chaqueta».
Pedro Sánchez sólo se refirió a Catalunya y para enmarcarla en su propuesta, y no citó para nada al «procés». Aludió en varias ocasiones a España pero referida «a las mujeres y al 8 de marzo, a la buena gente», y a los jóvenes que luchan por el cambio energético.
El socialista insistió una y otra vez en su apuesta por el feminismo y las mujeres y en que «no es siempre no». Y dijo en un momento de especial intensidad y carga emocional: «Queremos una España con mujeres libres, seguras y vivas». Y otra: «La España que queremos no es la de Plaza de Colón, sino la del 8 de marzo».
En su intervención, Sánchez se acordó de Balears y de su proyecto estrella: el Régimen Especial Balears. Dijo que cuando tenga la mayoría necesaria después de las elecciones se aprobará la segunda parte, la fiscal, que queda pendiente.
La presidenta Armengol también dedicó parte de su discurso a las mujeres. Recordó las medidas que se habían tomado desde las Islas y comentó que «no dejaremos que decidan sobre nuestro cuerpo ni que nos confundan con neandertales», en alusión a un comentario sobre el aborto de Adolfo Suárez Illanes, fichaje estrella del PP. También anunció que «pasada de Semana Santa» comenzarán las obras de la nueva Son Dureta.
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