Una votación sobre una propuesta para reclamar al Gobierno central que no aprovechara el referéndum para recortar derechos fundamentales, separó al PSIB y a Més, en plena transición hacia un proceso de ‘soberanismo' que se oficializará en una asamblea que celebrará el 28 de octubre y que ha dado alas al sector que reclamaba, desde hace tiempo, una vuelta al activismo que, en su opinión, había quedado marcada por su gestión en el Govern que preside la socialista Armengol.
El diputado David Abril, que es uno de los ideólogos de una ‘hoja de ruta' que tiene que culminar con la creación de un ‘Estado propio' y una república para el horizonte de 2030 –y de la que este diario informó el pasado 10 de septiembre– , se convirtió en el centro de las críticas del PP por haber tildado el día anterior de «neofascista» la reunión que Rajoy y los principales cargos del partido mantendrán este fin de semana en Palma. Gabriel Company, presidente de los ‘populares' en las Islas, reclamó su renuncia.
Company, que sigue sin intervenir en el salón de sesiones pero que cada vez prodiga más sus declaraciones en los pasillos, le acusó de «incitar al odio y a la confrontación».
Company interpreta que Abril incumplió una declaración del Parlament balear de 2013 en la que se instaba a erradicar del debate entre rivales democráticos calificativos relacionados con conceptos como dictadura y fascismo. Y añadió: «Que no espere a 2019, que se vaya ya».
«Que espere sentado», fue la primera reacción de Abril, que echó mano de la acepciones del ‘fascismo' y de ‘fascista' en el diccionario para justificarse. Y añadió «no sé si lo más correcto era neofascista, fascista o posfascista». Después dijo que dimitiría «al día siguiente» del que Company «pidiera perdón por lo robado por el PP» y cuando reclame la renuncia de Álvaro Gijón y de Mabel Cabrer.
El debate sobre Catalunya también se suscitó en el pleno. Fue a raíz de una iniciativa de Podemos, presentada tiempo atrás, a favor de la independencia judicial pero a la que Més per Menorca introdujo una enmienda de adición muy pegada a la actualidad.
El diputado Josep Castells, argumentando que «Catalunya vive un estado de excepción encubierto», defendió añadir un párrafo en que el Parlament rechazaba que «con la excusa de evitar el referéndum se dificulte o persiga el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de expresión o de reunión».
Logró 20 votos a favor (PSIB, Podemos, Més, GxF, dos del PI), 19 en contra (PP, Cs y parte del Mixto) y 17 abstenciones (PSIB, dos del Mixto y uno del PI).
Nunca se había visto una votación así en el pleno como la que provocó ayer el caso catalán.
2 comentarios
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Como si en Baleares,que son 4 Islas,nos importase mucho la situacion de Cataluña,primero que arreglen los muebles de casa ,que no son pocos,uno empieza a estar harto de todos estos cansinos catalanistas.
MES per Mallorca, mas para Mallorca, para los no iniciados. Su nombre ya lo dice todo... Y ahora quieren crear la República mallorquina. Aqui sólo vienen a matar cabras