Ana María Tejeiro y Diego Torres a su salida de los juzagados de Palma. | Redacción Digital

El exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, niega, en un escrito recientemente presentado ante la Audiencia Provincial de Balears, querer «quebrantar» la igualdad entre las partes y otros «principios» que rigen la fase en que se encuentra el caso Nóos -cuyo juicio está señalado a partir del 11 de enero-, al insistir en que sea el Rey Felipe VI quien decida si declarar o no como testigo en la vista oral.

Mediante un recurso de reposición, la defensa de Torres impugna la denegación de esta prueba -que incluye además las comparecencias de la Infanta Elena, Pilar de Borbón o la noble alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein-, al considerar que ello «vulnera los derechos fundamentales» de su patrocinado y de la mujer de éste, Ana María Tejeiro -también acusada-.

Más en concreto, asevera que ambos ven lesionado su derecho «a la tutela judicial efectiva, a un procedimiento con las debidas garantías, a la defensa y a utilizar los medios de prueba oportunos», además de «soslayar» lo establecido en este sentido por la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LeCrim).

El abogado del matrimonio recalca que en su «ánimo no está ni por asomo quebrantar lo que se dice que quebrantaría la admisión del escrito de protesta» presentado para volver a solicitar los testigos que ya propuso en su día.

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En concreto, el tribunal inadmitió la declaración de Felipe VI -quien por Ley no está obligado a declarar-, los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía, la Infanta Elena, su exmarido Jaime de Marichalar, Pilar de Borbón o la princesa Irene de Grecia y Dinamarca, cuyos interrogatorios fueron propuestos por el exsocio de Urdangarin.

El objetivo de la defensa pasaba por acreditar cómo la Casa Real estaba al corriente de las actividades desplegadas por el Instituto Nóos.

De hecho, el letrado de Torres asevera que a través de la entidad en la que Urdangarin y Torres eran socios «jamás se hizo nada sin antes haber informado» al secretario de las Infantas, Carlos García Revenga, «y a la Institución que él representaba y que lo autorizaba todo, pues en caso contrario nada se acometía».

De este modo defendía el abogado que «siempre» se operó «con absoluta transparencia», e incide en que «es imposible sostener» que, con esas premisas y «con el ejército de asesores» con los que cuenta la Casa Real, «que intervenían de manera activa y determinante», pudieran Torres y su mujer, Ana María Tejeiro, «tener la más leve sospecha de que algo de anómalo pudiera estar llevándose a cabo».