Érase dos veces una muchacha que vivía con su padre en un hermoso pueblo de bonitas casas con balcones llenos de flores. Bella no hacía lo que se suponía que debía hacer una muchacha de su edad: trabaja en la librería de su pueblo, no entraba en sus planes casarse ni tener hijos y además cocinaba terriblemente mal, fatal, pésimo. A ella lo que le gusta es LEER, se encierra en su cuarto horas y horas buceando entre palabras, historias y biografías de mujeres de las que nadie hablaba.
El padre de Bella, adinerado mercader en otros tiempos, vive estirando al máximo el poco dinero que le queda tras un ruinoso negocio. Un día decide salir en busca de fortuna. Había oído que desde el lejano Oriente venían unas rosas sin espinas que olían a bizcocho recién hecho. A Bella ese negocio le olía muy mal. Pero su padre no podía consentir que su hija le mantuviera con el dinero que ganaba en la librería. Haciendo oídos sordos a los consejos que su hija le daba, su padre decide partir para intentar cerrar un negocio de improbable éxito. Como no podía ser de otra manera se pierde en el bosque y acaba llamando a la puerta de un castillo un tanto destartalado. Ya os imagináis que es el castillo de la Bestia, que ni corto ni perezoso lo encierra ¿Sabeis por qué? Porque el caballo en su huida le había estropeado ligeramente las rosas de su abandonado jardín. La verdad que tenía mal carácter esta Bestia ¿no? Encerrar en la mazmorra al pobre hombre por un par de rosas mustias.... Un poco exagerado ¿Verdad?
Cuando el caballo de su padre regresa a casa sin él, Bella sabe que su padre se ha vuelto a meter en líos. Se monta en el caballo y sale pitando hacia el castillo. Se acerca a la puerta y llama.
-¿Es que últimamente no se puede vivir tranquilo en este castillo?- gruñe la bestia desde el interior.
Ya os he dicho que no es muy simpático ni sociable ¿no creeis?
Aunque no quería demostrarlo, Bella estaba realmente asustada. Nunca había visto nada igual, una mezcla entre humano y animal.
Y hasta aquí puedo os puedo contar niñas y niños.... Tendréis que averiguar qué ocurre después, no penséis que ya os conoceis la historia y sabéis, ¡Listillos y listillas!, el final. ¡Ni mucho menos! Esto es Érase dos veces... y todo puede ocurrir.
P.D: -Me tendrás encerrada, pero no hay barrera ni cerrojo que puedas poner a la libertad de mi mente- Esta es una de las afirmaciones más famosas de Virginia Woolf, una escritora inglesa que defendió su derecho a la libertad de expresión y sobretodo el derecho de la mujer a tener las mismas oportunidades que los hombres. Ya habéis visto que aparece en la primera ilustración de este cuento, donde podéis ver a Bella leyendo su biografía.
Autoras: Belén Gaudes y Pablo Macías
Ilustrador: Nacho de Marcos
Editorial : Cuatro Tuercas
ISBN : 978-8494488702
A partir de 8 años
P.V.P:16.00€