Getafe: Moyá; Varela (Miguel Torres, min. 88) Lopo, «Cata» Díaz, Mané; Pedro Ríos (Rafa, min. 33) Lacen, Míchel, Diego Castro; Barrada y Güiza (Miku, min.52).
At. Madrid: Courtois; Antonio López (Salvio, min. 69), Domínguez, Godín (Miranda, min. 45), Filipe Luis; Gabi, Tiago (Koke, min. 56), Arda, Diego; Adrián y Falcao.
Goles: 0-1, min. 30: Falcao, de penalti. 1-1, min. 39: Barrada, de falta directa. 2-1, min. 48: Míchel. 2-2, min. 80: Domínguez. 2-3, min. 83.
Árbitro: Pérez Lasa (Comité Vasco). Mostró cartulina amarilla a Filipe Luis (min. 9), Antonio López (min. 17), Tiago (min. 38) y Salvio (min. 70) por parte visitante y a Lacen (min. 10), Míchel (min. 13), Varela (min.31), Pedro Ríos (min. 31), Güiza (min. 32) y Diego Castro (min. 64) por parte local. Expulsó con roja directa al jugador del Getafe Lopo (min. 28).
El Atlético de Madrid rozó el ridículo con una derrota ante el Getafe (3-2) en el Coliseum Alfonso Pérez, donde el conjunto rojiblanco no fue capaz de superar a un equipo que jugó con un hombre menos durante una hora.
La semana perfecta para el Atlético se presentaba golosa antes de su paso por el Coliseum Alfonso Pérez. Después de vencer al Zaragoza en Liga y al Udinese italiano en Europa, el trío de victorias para cerrar siete días de éxitos parecía accesible. El Getafe, último en la clasificación, era el contendiente perfecto para cumplir y vivir quince días felices antes del regreso al campeonato.
Y todo parecía predestinado para que eso ocurriera. Primero, la escuadra rojiblanca saltó al terreno de juego bien plantada. Sin florituras, pero con consistencia. Y con el brasileño Diego Ribas en estado de gracia. Participó en casi todas las jugadas de peligro de su equipo en los primeros minutos.
Y, segundo, porque después de los primeros acercamientos protagonizados por el sudamericano, aparte de un cabezazo peligrosísimo de Diego Godín, él fue quien provocó en el minuto 29 un penalti y la expulsión por roja directa del central Albert Lopo. Radamel Falcao no falló, marcó el primer tanto atlético fuera de su estadio y puso por delante al equipo de Gregorio Manzano.
Todo parecía vendido. El Getafe, escaso de moral por su situación, con uno menos en un partido de necesidad y con un tanto en contra, tenía todas las papeletas para venirse abajo. Pero, curiosamente, como a veces pasa en el fútbol, reaccionó e hizo todo lo que no había hecho en treinta minutos.
Tal vez espoleado por la rabia «provocada» por el árbitro Pérez Lasa, que en el primer acto sacó hasta diez tarjetas incluida la roja, siete de ellas para los «azulones», y por el punto de dignidad necesario para darle la vuelta a una situación complicada, comenzó a aproximarse a la portería de Thibaut Courtois.
Fruto de ese empuje, que despistó al Atlético, llegó el tanto del empate. Lo hizo el canterano Abdel Barrada, una joya del Getafe formado en el París Saint Germain y en quien confía ciegamente Luis García. El medio francés de origen marroquí tuvo tino para marcar de falta directa y poner un empate extraño en el marcador con el que se llegó al descanso.
A balón parado también llegó el segundo al poco de iniciarse la segunda parte. De nuevo Abdel sacó una falta y, en esta ocasión, fue Míchel el encargado de mandar a la red un balón que, al superar a Courtois provocaba el inicio del ridículo Atlético.
Desde ese momento, el equipo de Manzano fue incapaz de crear ocasiones ante el que era colista de la Liga. Suele pasar en el Atlético, que vive de las emociones. Después de ganar al Udinese, todo era bonito. Volvía el Atlético de los goles, el Atlético de las figuras. Se rumiaba el estreno de Adrián López con la selección. El entrenador Miguel Ángel Lotina llegó a decir que era igual que Ronaldo Nazario. Al final, ni tanto ni tan poco. Muchas veces se exagera todo por el Vicente Calderón. En lo bueno y en lo malo.
Y en esta ocasión, ha sido el Getafe quien ha despertado del sueño al club rojiblanco. Lo ha convertido en una pesadilla. Todo parecía volver a la normalidad por el río Manzanares, pero tuvo que aparecer un equipo con bastantes problemas para volver a bajar de la nube a la escuadra rojiblanca.
El desastre pudo matizarse con un tanto de rebote de Álvaro Domínguez, pero instantes después Diego Castro devolvió al Atlético a su «normalidad» con un tanto de penalti. Lejos de acercarse el empate, pudo llegar el cuarto. No hubo noticias del equipo que maravilló hace tres días en Europa. Todo lo contrario. Volvió el Atlético de las dudas.
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manzano vete ya
ma`s presión para los que deven 83 millones de €