Los Reyes, acompañados por los Príncipes de Asturias y las infantas Elena y Cristina presidieron el funeral del ex presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, celebrado en la Catedral de Barcelona.
El tenista Rafa Nadal, el jugador del Balonmano, David Barrufet, el ex jugador de waterpolo Manuel Estiarte, la nadadora Gemma Mengual y el presidente del DKV Joventut, Jordi Villacampa fueron los encargados de portar el féretro con los restos mortales del ex presidente del Comité Olímpico Internacional desde el Palau de la Generalitat, donde ha estado instalada la capilla ardiente.
Durante el acto se vivieron momentos muy emotivos, como el protagonizado por el actual presidente del COI, Jacques Rogge, que no ha podido reprimir las lágrimas.
Gran afluencia de personalidades
Durante todo el día, la capilla ardiente de Juan Antonio Samaranch, instalada en el Palau de la Generalitat, recibió un constante goteo de personas que han querido rendir su último homenaje al presidente de honor del COI.
En el momento de su apertura al público, una vez concluida la ceremonia civil presidida por los Príncipes de Asturias y la Infanta Cristina; el presidente de la Generalitat, José Montilla; el presidente del COI, Jacques Rogge; los hijos de Samaranch María Teresa y Juan Antonio; los familiares más allegados, y una nutrida representación de los ámbitos político, social, económico y del mundo del deporte, más de un centenar de personas hacían cola para entrar a la capilla ardiente.
Sin embargo, el tráfico de personas que quiso despedirse de Samaranch en el Palau de la Generalitat fue fluido. No faltaron tampoco decenas de centros y coronas de flores en su recuerdo, enviados desde entidades o clubes del deporte, empresas del ámbito privado o de cabezas de Estado, como el Comandante Jefe de la República de Cuba, Fidel Castro.
Entre los barceloneses y ciudadanos procedentes de lugares más lejanos que aguardaban en la cola el comentario más repetido fue el de que Samaranch había conseguido mucho para Barcelona, y le atribuían el haber logrado los Juegos de 1992 para la capital catalana, un hito que quisieron agradecerle visitando la capilla ardiente.
«Fue el mejor catalán del siglo XX», resaltó Antonio visiblemente emocionado en declaraciones a Europa Press. Cristina, una barcelonesa de 25 años, acudió para darle las gracias a Samaranch por las olimpiadas del 92, cuando ella sólo tenía 8 años, pero aún recuerda que alguna noche de los Juegos estuvo pendiente hasta las 4 de la madrugada. «Quiero que vuelvan a Barcelona», reclamó.
Juan Manuel vino expresamente de Martos (Jaén) y tomaba fotografías al balcón de la Generalitat con la bandera olímpica vestido con la camiseta que lucían los voluntarios de las olimpiadas de 1992. «Gracias a él se hicieron los Juegos», defendió refiriéndose a Samaranch, y consideró que la mayoría de voluntarios deberían acudir hoy a Barcelona para darle un último adiós.
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Y de qué se ríe la infanta Elena?