Thiem, de 27 años y número tres del mundo, firmó una gesta histórica en Flushing Meadows. Nadie, desde que lo consiguió el estadounidense Pancho Gonzales en 1949, había logrado remontar un 0-2 en Nueva York, y desde Roland Garros 2004 –con el argentino Gastón Gaudio como protagonista– tampoco nadie lo había hecho en un Grand Slam.
Los errores forzados y las dobles faltas lastraron al nuevo campeón en un primera manga, en la que no dispuso ni siquiera de una bola de break. Zverev aprovechó dos de sus tres oportunidades para romper y se llevó el parcial para comenzar con confianza en el segundo.
De hecho, se adelantó 5-1 aprovechando el desconcierto del austriaco sobre la pista de la Arthur Ashe. Fue entonces cuando se atisbó la reacción de Thiem, que anuló tres pelotas de set al resto del alemán para posteriormente firmar su primer break del duelo. No lo valió para luchar la manga, pero sí para saber que todavía había tiempo.
Momento clave
Zverev, a un solo set de la gloria, rompió en su tercera oportunidad del tercer parcial, aunque Thiem le respondió con un contrabreak. La igualdad solo se resolvió en un décimo juego en el que el de Wiener Neustadt, a la primera, quebró el servicio de su rival para iniciar la remontada.
En la cuarta manga, no permitió ni una sola ocasión a su rival, que se defendió de las dos primeras oportunidades de break de la tercera raqueta mundial pero que nada pudo hacer en la tercera, en el octavo juego. Con ello, Thiem se adjudicaba la manga y forzaba el quinto y definitivo set.
La pelea fue feroz, con ambos tenistas intercambiándose hasta tres quiebres y con Zverev teniendo una oportunidad de sacar por el título con 5-3. Thiem resistió y le dio la vuelta a todo (6-5), pero las molestias físicas, que requirieron la presencia del fisioterapeuta en pista, frenaron su marcha.
Todo se decidiría en el tie-break, el primero decisivo en una final del US Open en toda la historia en la ‘era abierta'. Casi cojo, el austriaco se agarró fuerte a su oportunidad histórica para lograrla en su tercera ocasión de la muerte súbita. Así, alzaba por fin su primer Grand Slam para presentarse como alternativa al Big Three formado por Roger Federer, Rafa Nadal y Novak Djokovic.
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