Alfaro había llegado a la isla un poco antes, el 28 de febrero, para sustituir a Andrés Palop. El 1 de marzo fue presentado. En aquel acto, el técnico definió su filosofía en tres líneas maestras: «El futbolista debe disfrutar de su profesión porque es la más bonita del mundo, pero hay que tomársela muy en serio. Tienes que tener un compromiso total. Tienes que ser humilde, no eres más ni menos que nadie. Y luego está la ambición. Creo que son los tres pilares que debemos grabar a fuego».
Los inicios no siempre son sencillos y las primeras semanas del técnico dejaron ciertas dudas. Con el sueño de alcanzar el playoff y el objetivo de clasificarse para la Copa del Rey, en sus primeros seis partidos solo consiguió una victoria, siete puntos de 18 posibles.
Todo cambió con la victoria contra el Cartagena en el Municipal de Can Misses. El final de la liga fue espectacular. Sumando 16 de 18 puntos, el equipo se marchó de vacaciones sabiendo que jugaría la próxima Copa del Rey y que se había quedado muy cerca de jugar la fase de ascenso.
Traje nuevo
Llegó el verano, la Real Federación Española de Fútbol reordenó los grupos y la Udé pasó del IV al I. Mientras tanto, Fernando Soriano le confeccionaba un traje nuevo a Alfaro para una temporada en la que el aficionado ibicenco ponía muchas esperanzas. Los fichajes iban llenando de ilusión el nuevo proyecto de Amadeo Salvo y aunque nunca se hablaba directamente de playoff, leyendo entre líneas estaba clara cuál era la apuesta.
El nuevo curso empezó mal. Tropiezo en Las Palmas. Después, seis victorias en siete encuentros para reflejar cuál era realmente el potencial del equipo. Los puntos no paraban de sumarse al casillero y el conjunto ibicenco pronto se instaló en la zona alta de la tabla.
Tras esta gran racha, llegaron las dos únicas derrotas ligueras del técnico en Can Misses. El Atlético Baleares y el Atlético de Madrid asaltaron el feudo celeste, algo tremendamente difícil en esta era de Pablo Alfaro. El aragonés ha convertido el estadio de Vila en una de las plazas más complicadas del curso.
Tras estos tropiezos, el equipo volvió a coger una racha buenísima que le permitió ir abriendo hueco con sus perseguidores y dejar prácticamente sellada su plaza en el playoff de ascenso a falta de muchas jornadas para el final de liga. Así están hoy las cosas.
Por el medio, el premio de una Copa del Rey que hizo vivir los momentos más mágicos de la isla, deportivamente hablando. Eliminar al Albace tuvo como premio el verse las caras con el poderoso Fútbol Club Barcelona. En la cita más importante de la historia del fútbol ibicenco, la UD Ibiza tuvo contra las cuerdas al gigante azulgrana.
Los números
En cuanto a las cifras, a la pura estadística, los tiempos de Pablo Alfaro son buenos. El técnico dirigió a los celestes en 42 encuentros oficiales (39 de Liga y 3 de Copa), sumando 23 derrotas, 11 empates y ocho derrotas. Con 64 goles a favor y 34 en contra.
El balance también evidencia que hay dos caras en la misma moneda. Los números de Can Misses son mucho mejores que los que consigue el equipo cuando se tiene que desplazar. Esto entra dentro de lo normal, es habitual que un equipo juegue mejor en casa que fuera, pero lo cierto es que en las últimas jornadas estas cifras se han deteriorado, dejando, además, el equipo una mala imagen que trae dudas a un sector de la afición ibicenca.
En los 22 encuentros jugados en Vila, solo el Atlético Baleares, el Atlético de Madrid B y el FC Barcelona han sido capaces de tumbar a los celestes. No es que se pierda muy poco, es que el resto son 15 victorias y cuatro empates. Por contra, a domicilio se suman ocho victorias, siete empates y cinco derrotas. Dos de estas últimas en los dos desplazamientos más recientes del equipo.
Cuando llegó, Alfaro dijo que venía a crecer junto al proyecto. No hay dudas de que la Udé ha despegado, en la isla ya se piensa en el fútbol profesional.
1 comentario
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Confieso que yo pensaba que no se comería los turrones... Pero estar segundos no es flor de un día y sólo quien sabe de fútbol, entiende lo difícil que es sobrevivir.