El primer aviso lo dio Morillas tras combinar con Javi Lara en un saque de esquina. El disparo del lateral izquierdo desde el vértice del área lo atrapó el portero en dos tiempos. Más clara fue la que tuvo Mariano cuatro minutos después. Tras un lanzamiento de falta lateral, el central se elevó por encima de los zagueros y cabeceó directamente al portero con todo a favor.
Los huecos que el cuadro de Pablo Alfaro había estado encontrando desaparecieron de repente. El centrocampismo se apoderó del partido y las oportunidades de gol brillaron por su ausencia. Con todo, si alguno buscaba desnivelar la balanza, ése era el Ibiza, que de nuevo volvió a probar fortuna al filo de la media hora de juego. Rodado le dejó la pelota a Núñez dentro del área, pero el centrocampista remató flojo a las manos del cancerbero.
De los visitantes no se tuvieron noticias hasta el minuto 43. Adrián Jiménez llevó el susto a la grada de Can Misses con un cabezazo cruzado que besó el poste. Pero la ocasión más clamorosa de todas la tuvieron los locales en el tiempo de prolongación. En un libre indirecto dentro del área por una cesión al portero, Cirio pisó la pelota hacia Javi Lara, quien estrelló el esférico contra el larguero ante un poblada barrera de camisetas negras.
Tras el descanso, poco fútbol y mucha incertidumbre. Parecía que en alguna acción aislada se podría romper el ‘cerocerismo' y ambos contendientes tuvieron sus ocasiones. Tras combinar con Rodado, Cirio lanzó el primer aviso con un disparo alto en el minuto 52. Ródenas replicó acto seguido al rematar al portero un pase de la muerte.
Alfaro movió el banquillo y dio entrada a Raí por Fran Grima, retrasando así la posición de Kike López. Nada más producirse la sustitución, el Rayo Majadahonda rozó el gol en un zapatazo de Adrián Jiménez que se estrelló en el travesaño tras rozar la pelota con los dedos Germán.
Qué curioso es el fútbol. El mismo que estuvo a punto de deshacer las tablas en favor de los madrileños lo hizo pero para los ibicencos. En el 66, el zaguero desvió hacia su propia portería un centro de Javi Lara. Ver para creer. Y es que el centro del cordobés no entrañaba ni peligro.
En la recta final, Rodado se marcó una gran jugada individual para poner la puntilla con una definición de fuera de serie. Aún quedaban cuatro minutos y hubo tiempo para que Kike López, que, por lesión, tuvo que acabar arriba y desplazar a Raí al lateral, tuvo la puntilla, pero perdonó. No hizo falta que marcara. El 2-0 fue suficiente para empezar a dar forma al fortín de Can Misses.
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