El nombre de Toni Marí, más conocido como Buitre, vuelve a sonar con fuerza en la actualidad del atletismo pitiuso. El ibicenco, de 43 años, batió el récord ibicenco de maratón anteayer en Valencia, donde completó los 42 kilómetros con un tiempo de 2h33'36''. De esta forma, rebajó en cinco segundos la marca que él mismo había fijado en Sevilla en el año 2015.
—Regresar de Valencia con el récord ibicenco de maratón le habrá dejado satisfecho.
—Bueno, en líneas generales, quería hacer una marca más baja aún, pero, en estas pruebas tan largas, si arriesgas un poco se paga al final. Iba por etapas y, al final, hice marca personal.
—¿Eso quiere decir que piensa luchar por rebajar otra vez esa marca o son palabras mayores?
—Si no puedo batir la marca, por lo menos espero estar en los mismos tiempos. Creo que el año que viene probaré en Valencia o Berlín, con maratones planos, a ver si, por lo menos, igualo la marca en caso de no batirla. Creo que estaría bien así.
—En 2015 batió el récord y, ahora, vuelve a hacerlo. ¿Los años no pasan por usted?
—La verdad es que, pese a ser un deportista amateur, me tomo las cosas muy en serio. Siempre trato de mejorar en los entrenamientos. Yo estoy ilusionado y entreno motivado. Si sale bien, bien; si no, pues a la próxima. Tampoco hay que comerse mucho la cabeza.
—¿Cómo es su preparación de cara a este tipo de eventos?
—Las preparo con mucho tiempo de antelación. Empiezo cinco o seis meses antes de la prueba, tirando más hacia los seis. Vamos incrementando kilómetros e intensidad en las series sobre una preparación de maratón exhaustiva, con poca competición de por medio y bastante entrenamiento. En la época de más carga rondo por los 140 kilómetros semanales de tope, pero esto es como una pirámide. Empiezas con menos, vas subiendo y, cuando se acerca la competición, bajas las distancias durante la semana paulatinamente.
—¿Ahora toca desconectar o tiene las miras puestas en otra cita?
—No me gusta desconectar del todo, porque, si te tomas demasiadas semanas sabáticas, luego te cuesta arrancar. Ahora, haré entrenamientos suaves y alguna competición de 10 o 12 kilómetros antes de Navidad. El año que viene quiero hacer el Ibiza Marathon, en el que sé que no batiré la marca porque el circuito es más complicado.
—En esa cita dejó el listón muy alto, pues se subió al tercer cajón del podio. ¿Sueña con verse ahí de nuevo?
—Tampoco pienso mucho en podios o cosas así. Como corro en casa, lo que quiero es correr bien. Tener el calor de la gente me hace mucha ilusión. Más que la marca o la posición, pienso en tener buenas sensaciones y reunirme con mi gente, que me encanta.
—¿Qué retos le quedan por delante?
—No puedo pedir mucho. Simplemente, quiero seguir entrenando seriamente, que es lo que me gusta, con mi pequeño equipo, formado por Marino Riera y Ana López, la fisioterapeuta. Somos un equipo. Nos llevamos muy bien. Somos grandes amigos y me hacen todo el trabajo. Me tratan superbien y espero que me sigan ayudando. Para mí, seguir igual es suficiente.
—Echando la vista atrás, ¿cómo surgió esa relación que mantiene con el atletismo?
—Antes, normalmente hacía un triatlón largo y, luego, un maratón. Siempre miraba de reojo el atletismo porque es lo que más me gusta, en concreto el maratón.
—¿Por qué cree que hay tanta pasión y devoción por el running en los últimos años?
—La verdad es que no lo sé, pero cada carrera a que voy sube el número de inscritos. En Valencia el año pasado éramos 9.000 y el fin de semana me encontré con 19.000. El próximo año dicen que quieren llegar a los 20.000. Es una pasada. Quizá influya el hecho de que es un deporte fácil y que económicamente no genera grandes gastos.
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