El míster comentó ayer que «estar en primera fila y en el disparadero era duro». «Hablé con el club y cree que es lo mejor. Quiere dar un nuevo empujón al equipo, con energías renovadas y estuvimos de acuerdo», agregó.
El hasta ahora preparador naranja empezó a darle vueltas al tema «desde la segunda vuelta, cuando el equipo empezó a conseguir puntos y resultados positivos». «Con el equipo medio salvado ya lo estaba sopesando por lo duro que estaba siendo y porque estaba dejando de ser fiel a mis ideas por buscar resultados. Habíamos dejado de jugar a lo que yo quería. En defensa cada vez nos parecíamos menos a lo que quiero. No se adaptaba lo que teníamos a lo que quería. Ahora que hay más gente que abandona el equipo, creo que es muy difícil adaptarlo a lo que yo quiero. No me veo capacitado para sacar más rendimiento del que hasta ahora saqué», explicó.
Sobre la charla mantenida con el presidente, Jesús Prieto, indicó: «Me dijo que no era bueno que se perpetuase ningún puesto y que es bueno que venga gente a dar un empujón con nuevas ilusiones e ideas. Yo estoy totalmente de acuerdo. La ilusión no es la misma que en los primeros años. Evidentemente, estoy muy agotado y desgastado. No me veo con fuerzas para sacar más rendimiento al equipo».
Félix Mojón se queda «con la vida conseguida aquí». «El balonmano va ligado a la vida. Miguel López, Alberto o Santi Maíllo son jugadores que, además de tenerlos como entrenador, eran compañeros fuera de la pista. Eso ha sido lo más positivo. Hemos unido lazos para toda la vida», señaló el exentrenador del HC Eivissa. Si pudiera borrar algo, «serían los seis últimos meses». «Vendí mi alma al diablo. Traicioné mi filosofía de juego por el resultadismo. Teníamos tanta urgencia de puntos que dejé de ser fiel a lo mío y generé dudas en jugadores que se partían la cara por mí. Ése es el lunar en estos seis años», dijo.
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