El windsurf español es una potencia mundial, especialmente en el caso de las mujeres. Entre los hombres, Iván Pastor se ha convertido en la referencia masculina y en el muro con el que se han topado habitualmente los mejores especialistas de Balears, concentrados en Formentera bajo la batuta de Asier Fernández, diploma olímpico en Barcelona 1992. El liderato de la clase del alicantino contribuyó a que Mateo Sanz optara en 2013 por competir bajo la bandera suiza gracias a la nacionalidad de su madre.
No es el primer deportista balear en unos Juegos bajo otra bandera que no sea la española, ya que el palmesano John García Thompson, de madre inglesa, compitió bajo batellón británico en voley playa en Londres 2012.
En la hoja de servicios de Sanz figuran el subcampeonato mundial sub 17 de 2007, el título mundial sub 19 de 2010 y un tercer lugar en sub 23 en 2011 antes de dar el golpe en la cita absoluta que le valió la clasificación para Río. En octubre, en el Mundial de Omán, consiguió el billete olímpico al ser sexto, curiosamente un puesto mejor que Iván Pastor.
Su proyección y el cuarto puesto en el Europeo a principios de julio invitan a soñar a Mateo Sanz, que apunta a la final y no descarta luchar por el podio, aunque sus posibilidades también estarán sujetas a las condiciones de una bahía marcada por la polémica de la contaminación y que ya conoce bien tras haberse ejercitado en ella.
Resulta curioso que un país sin mar como Suiza ha contado casi siempre con representación olímpica. El país helvético se estrenó en la regatas de los Juegos en París 1900 y desde 1924 solo ha faltado a su cita a Los Angeles 1932.
Sanz se convierte en el primer deportista balear que compite en vela desde Sydney 2000, cuando lo hizo Pepote Ballester.
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