Los ibicencos tienen esta temporada fondo de armario y potencial suficientes como para aspirar al título. Otra cosa es que lo consiga, pero, al menos, el paso de pelear con los de arriba ya lo ha dado. No en vano, antes era prácticamente imposible arañar ni tan siquiera un set contra conjuntos como el de Piero Molducci, que se las vio y deseo ayer para superar a los de es Viver, o el CAI Teruel. Ahora, la historia es distinta. Hombres como Raúl Muñoz dan un plus de calidad a una escuadra menos previsible que antes, cuando dependía en demasía de Ronchi y Solanas.
Ayer se comprobó cómo este Ushuaïa tiene mimbres para hacer algo grande. No arrancó bien el primer set (0-3 de inicio) y, a diferencia de otros años, Gino no tardó en buscar soluciones en el banquillo. En esta ocasión, decidió sentar a Osorio y dar entrada a Solanas. Funcionó el cambio.
Después de que los visitantes llegaran a alcanzar una máxima ventaja de cuatro puntos (6-10), los locales se pusieron el mono de trabajo para igualar la contienda (11-11). Muñoz puso al Ushuaïa por delante en el marcador por primera vez con el 16-15. Los amarillos llegaron a mandar de tres (21-18) con un bloqueo de Diedhiou y ya no se dejaron alcanzar para apuntarse la primera manga por 25-23.
La segunda comenzó de manera muy distinta. Un 4-0 de inicio ponía en franquicia a los pupilos de Toni Gino. Pero delante tenían al campeón, ése que es capaz de reaccionar para no sólo igualar la contienda (9-9), sino ponerse por delante en el momento de la verdad 20-21. Esto obligó a Toni Gino a parar el partido. Ronchi y un saque espectacular de Muñoz voltearon el marcador, pero el primer punto de set lo tuvieron los ahorradores en su poder (24-25). Dos puntos seguidos de Muñoz y uno posterior de Elvis brindaron el juego a los ibicencos, que encarrilaban el partido con el 2-0.
Sin embargo, la mejor versión del Unicaja apareció para frustrar el sueño de la victoria. La tercera manga fue desastrosa. El Unicaja mejoró en el bloqueo y el Ushuaïa perdió las ideas en ataque. El 7-12 con el que se llegó al tiempo técnico no fue más que un presagio del desenlace de este set, que acabó 18-25.
El cuarto juego volvió a comenzar mal para los pitiusos, con un 3-8 que presagiaba lo peor. El equipo amarillo tiró de casta para ponerse a uno (16-17) con un puntazo de Bruque, pero no hubo milagro (19-25) y se tuvo que disputar el tie-break. En él, la igualdad fue la tónica dominante hasta el punto de llegarse al 13-13. Cualquiera pudo ganar, pero la balanza se decantó del lado del campeón gracias a un soberbio Marcilio, el mejor hombre del encuentro.
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