Ana López posa con la medalla de oro y el trofeo de campeón tras la final del Europeo, celebrada el pasado domingo.

Ana López regresó anteayer, a última hora, a Eivissa con la medalla de oro. La fisioterapeuta de las instalaciones deportivas de Santa Eulària volvió de Lanzarote con una sonrisa de oreja a oreja después de haber colaborado como miembro del cuerpo técnico de la selección española femenina sub 20 a la conquista del Europeo. La lucense residente en la isla ya puede presumir de contar con cuatro metales continentales en su historial deportivo: dos bronces sub 18, en 2011 y 2014, un oro en esta misma categoría, en 2013, y el recién conquistado oro sub 20 tras el triunfo ante Francia en la final por 66-47.

—¿Qué sintió después del bocinazo que indicaba el final del partido ante Francia?

—Muchísima felicidad. Es un pico de alegría y de ganas de abrazar a mis compañeros, un momento muy dulce donde se desprende la emoción contenida durante el partido.

—¿Esperaba conseguir el oro?

—Más que esperarlo, lo deseaba. Sabía que era posible, aunque nunca cuentas con él porque sé lo que cuesta ganar cada partido. La generación del 95 fue oro en las categorías sub 16 y sub 18. Conozco bien este grupo y sabía que quería rematar el ciclo de formación de la misma manera.

—¿Habría sido un fracaso perder el título en casa?

—Creo que fracaso, no. A un partido, una final se puede escapar. Éramos una de las selecciones favoritas, pero seguíamos de cerca a Francia, que hizo un campeonato impecable y fue un dignísimo rival.

—¿Cree que hubo suficiente arropo a la selección en la grada?

—Sí. El ambiente fue inmejorable. Lanzarote nos trató genial y nos empujó en momentos importantes. El calor de la grada siempre es clave.

—¿Cómo fueron los momentos previos a la final?

—Son momentos únicos. Aunque mantenemos las rutinas y horarios de siempre, hay una emoción especial. Las miradas y los choques de manos derrochan ganas, unión, inquietud y muchísima complicidad entre todos. Partidos como el del domingo dan sentido a muchas decisiones tomadas en el pasado, en mi caso tanto profesionales como personales, y nos recuerdan cuánto amamos nuestro trabajo y la alta competición.

—Lo habrán celebrado por todo lo alto, ¿no?

—Pues sí (risas). La celebración estuvo acorde con la hazaña. Nuestra federación nos organizó una fiesta con las familias, amigos y participantes.

—¿Ha tenido mas trabajo del esperado en su parcela durante el campeonato?

—En absoluto. Las jugadoras llegaron en muy buen estado de forma y eso ayuda a que disminuya el riesgo de lesión. Hicimos un buen trabajo preventivo y eso se notó, porque sólo sufrimos algún incidente traumático intrínseco a la competición sin gravedad.

—¿Alguna anécdota destacable durante esta larga concentración?

—En más de 30 días de concentración hay miles, pero casi ninguna publicable (risas). Surgió una mascota que era una cabra. Nos dio mucho juego y muchas risas para hacer pequeños momentos de distensión en las jornadas de trabajo.