Lafuente no se había fijado ningún objetivo concreto en la cita mundialista. «Yo pensaba en ir, pero no pensaba que conseguiría medalla. Mi idea era hacerlo lo mejor posible y, luego, si salían las cosas bien, mejor, pero fui más que nada para coger experiencia y aprender, que es lo importante», comentó al respecto.
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Iñaki se adentró en este mundillo por curiosidad y ha acabado acertando de lleno con la decisión que tomó en su día de «cambiar el judo por el kickboxing». «Me había llamado la atención, así que hablé con mis padres y me apuntaron. Luego gané el Campeonato de Balears y me fue gustando más, así que seguí practicándolo. El judo me cansaba y lo de dar patadas me llamaba la atención, por lo que decidí probar», explicó.
El kickboxing no es un deporte mayoritario y el medallista de bronce cree que se debe a un error general sobre la imagen que se tiene de este deporte: «Muchos creen que es un deporte violento, pero no es así porque hay diferentes modalidades. Es un deporte bonito y tiene su mérito».
El ibicenco, bajo las órdenes de David Serra, emplea diez horas semanales para entrenarse, a razón de dos diarias de lunes a viernes. Tras tres días de descanso, ayer retomó las sesiones de entrenamiento para «aprender e intentar ganar las próximas competiciones». Si sigue a este ritmo, seguro que esta medalla mundial de bronce no es más que el principio de una bonita historia.
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