Toni Ramírez se zafa de la presión del visitante Silver en una acción del partido de ayer. | German G. Lama

Dos disparos, dos goles, tres puntos. Mejor, imposible. El Isleño ha pasado de ser uno de los equipos con menos capacidad realizadora del grupo al conjunto con más pegada de las últimas jornadas. Sacó un empate en Santa Eulària la semana pasada con tres disparos que supusieron tres dianas, y ayer obtuvo el triunfo con la misma fórmula ante el Santanyí en Can Misses.

Los mallorquines fueron superiores durante todo el partido. No es que fuera un dominio apabullante, ni mucho menos, pero sí que fueron mejores y dispusieron de las más claras oportunidades de gol. Pero en el deporte rey mandan los goles y en esa faceta se impuso el cuadro de David Torres, que incluso tuvo que remontar el tanto inicial de Kiko.

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