El Mallorca perdió todas sus opciones en la primera mitad, en la que llevó el peso del partido pero fue incapaz de encontrar el camino del gol. Tras el penalti, una jugada que dio en la mano del defensor en un acto reflejo, la tímida reacción isleña fue diluyéndose ante la cada vez más creciente ambición de una Gramanet que fue de menos a más en el partido.
El once bermellón fue perdiendo fuerza y las incursiones de Pereira que habían llevado el peligro a la portería de Ramos se acabaron. El dominio alterno del juego, que beneficiaba a un Mallorca más incisivo, se acabó. El empuje local se adueñó de la situación y la salida de Pedro acabó por descontrolar a la zaga mallorquina. El ariete local revolucionó el ataque de su equipo y desquició a la defensa contraria, ya que en los 18 minutos que jugó provocó la expulsión de Nauzet, a punto estuvo de conseguir lo mismo con Tomeu Nadal, que vio amarilla tras cortar otra arrancada de Pedro e hizo un tremendo paradón que pudo suponer el gol de los locales, y marcó el gol de la victoria en otra arrancada que nadie pudo detener, todo fuerza, control y calidad en la definición.
La victoria de la Gramanet premió los méritos de sus jugadores, que supieron superar el penalti fallado y controlar perfectamente el juego en los últimos minutos hasta concretarlo con un importante triunfo en su feudo.
Por contra, el Mallorca B suma su segunda derrota consecutiva tras caer también por la mínima, la semana pasada en Badalona.
El entrenador Jaume Bauçà reconoció que «la falta de remate» había condenado a su equipo. «En la última parte del partido hemos hecho más atletismo que fútbol y ellos han sido más rápidos», reconocía el entrenador. «No sé por qué, pero nos hemos convertido en un equipo perdedor, una inercia que hemos de cambiar», dijo afligido.
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