Podía haber sido una final española, como la de 1998 con Alex Corretja y Carlos Moyá en Hannover, pero Federer propinó un cruento correctivo a Nadal, por 6-4 y 6-1 en 14 minutos menos, y lo impidió. Los dos encuentros solo tuvieron el color de los ganadores, pero si Nadal falló con la chispa y la garra que suele utilizar, Ferrer mostró una seguridad y aplomo sin igual en una cita como la de ayer. Amparado en un sólido juego de fondo y un inabordable saque que no cedió jamás, Ferrer hizo buenas las palabras del francés Richard Gasquet, que aventuró que puede ganar el torneo.
De momento es el quinto español que alcanza la final de un Masters, después de Manuel Orantes, ganador en 1976, Carlos Moyá y Alex Corretja (1998) finalista y campeón, respectivamente, y Juan Carlos Ferrero (2002), subcampeón ante el australiano Lleyton Hewitt en Sydney.
El de Jávea sigue sin conocer la derrota en su primera intervención en la Copa Masters. Si acabó líder del Grupo Dorado tras ganar sus primeros encuentros de esta fase contra Nadal, el serbio Novak Djokovic y a Gasquet, cediendo un solo set (contra Nadal), se ha plantado ahora en la final invicto, en una clara demostración de su gran forma actual. Roddick pensaba sacarse la espina con Ferrer de su derrota anoche contra Federer.
El americano no pudo imponer su saque y sin este arma no puede tampoco dominar los encuentros. Poco a poco, David le fue llevando a su terreno, dominándole en el fondo, pasándole en sus embestidas a la red, restándole a los pies, y haciéndole daño con globos magistrales. Roddick tuvo que llamar al fisioterapeuta en el segundo set cuando ya perdía por 4-1 y había cedido dos veces su saque. Le trataron la zona lumbar con un profundo masaje y pareció recuperarse, pero esto no impidió que Ferrer se hiciera con este parcial por 6-1 en tan solo 28 minutos.
Cuando se llevaban disputados 56 minutos de partido, Roddick dispuso de sus primeros puntos de ruptura (4-2 para Ferrer) pero fue ahí donde el español sacó a relucir su clase, conectando dos «aces» en ese juego y dos cruzados que terminaron por hundir al americano. Pero los nervios llegaron al final, cuando Ferrer dispuso de 5-3 y servicio para rematar su faena. Cometió dos dobles faltas y parecía que Roddick iba a sacar provecho de ello. No fue así, David templó su estado de ánimo y logró su objetivo. A Federer no le preocupa el dinero, solo los récords. Y ayer al más puro estilo de Wimbledon liquidó a Nadal en una repetición de la semifinal del pasado año. Y ahora aspira a su cuarto título en este torneo. Federer se encontró con un Nadal irreconocible.
Al español le faltó su chispa habitual, su garra y con estos inconvenientes poco pudo hacer ante la inspiración de Federer al servicio. Si en el último partido del Grupo Rojo contra Andy Roddick, Federer logró un escalofriante 84 por ciento de efectividad con el primer saque, contra Nadal subió hasta el 87 por ciento por momentos, para acabar con un 81 por ciento. Federer terminó con 11 saques directos, incluso hubo un juego, el quinto del primer set que anotó cuatro seguidos. Sacó y subió como acostumbra a hacerlo en Wimbledon y Nadal notó ese agobio. Los dos no cruzaban sus raquetas precisamente desde la final de Wimbledon en agosto, cuando Federer logró su quinta corona en el All England Club y Nadal dispuso en el quinto set de puntos de ruptura para conseguir su sueño.
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