26/02/07 0:00
El destino fue demasiado cruel para el Mallorca. El grupo balear arrolló al Villarreal en un tramo del primer acto notable, treinta minutos plagados de trabajo y unas gotas de fútbol que desembocó en el gol de Pereyra, dos mano a mano desperdiciados y una sensación de superioridad incontestable. De repente, un tanto de Tomasson con el descanso en el horizonte resultó determinante. Se había desgastado estérilmente, había sembrado de seda el césped y empataba en el entretiempo, una situación difícilmente entendible pero real. Y ya no fue capaz de reaccionar. Víctor perdonó el 1-2 en el minuto 87 y en la siguiente jugada Fuentes cazó un balón que deja al Mallorca mirando al precipicio (2-1).
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