REAL MADRID (21+25+29+32): Tunceri (1), Smith (15), Tomas (10), Reyes (16) y Sinanovic (8) -cinco inicial- También López (8), Mumbrú (10), Varda (7), Bullock (13), Hervelle (13) y Hamilton (6).

VIVEMENORCA (17+16+25+20): Rodríguez (13), Farabello (8), Stojic (7), Clancy (10) y Moss (12) -cinco inicial- También Yáñez (10), Alzamora (-), Brown (1), Ruiz (3), Llorens (4), Ivanov (6) y Bazdaric (4).

Àrbitros: Perea, Sánchez Montserrat y Bultó. Sin eliminados.

Incidencias: Palacio Vistalegre. Unos 9.000 espectadores.

Efe |MADRID
El Real Madrid firmó otro contundente marcador en casa ante el ViveMenorca, continúa invicto en las alturas de la Liga y, después de tres jornadas, ha puesto de manifiesto que la fórmula de juego de Joan Plaza es algo más que una mera tarjeta de presentación. Mucho han cambiado las cosas en el equipo blanco de la pasada temporada a ésta. De entrada, el estilo. Una transformación que ha sido posible gracias a la lógica de la que ha dotado al plantel de Plaza la llegada de dos bases puros como Raúl López y el turco Kemal Tunceri. La alternativa de Plaza es infinitamente más atractiva para la degustación que la del serbio Bozidar Maljkovic.

Pero hay más. No se trata sólo de retoques estructurales. También hay otra actitud en los jugadores y, al mismo tiempo, otra manera de gestionar desde el banquillo. Hay dos apuntes bastante representativos a este respecto dentro del partido con el cuadro balear. El estadounidense Louis Bullock, piedra filosofal del Madrid de Maljkovic, no fue titular, lo cual no impidió que el Madrid de Plaza fuera catorce puntos por delante mediado el segundo cuarto sin que 'Sweet' Lou hubiera anotado ni un tanto. Más. Todos los jugadores blancos habían saltado a la cancha antes del intermedio, todos habían sumado alguna canasta -salvo el bosnio Ratko Varda, que se estrenó posteriormente- y los máximos anotadores eran Raúl López y Felipe Reyes, ambos con ocho tantos por barba.

Al final, seis madridistas terminaron por encima de los diez puntos. Es decir, que estamos ante otro Madrid totalmente diferente. Un Madrid que ya no para los contragolpes, que conecta con el juego interior, que ha ganado coherencia y vistosidad, que sabe a lo qué juega y que tiene a todo el mundo dispuesto. Así no es de extrañar que el conjunto madridista ganara, y de paliza (39 puntos), al ViveMenorca.