Rial y Rubén soler celebran el primer gol del Eivissa ante el Alaior. Foto: MARCO TORRES
Iván Muñoz
Alguien dijo alguna vez que los jugadores demasiados técnicos no tienen muchas posibilidades de triunfar en Tercera División. Que esta categoría, donde impera el polvo y el sudor, es poco permisiva con los finos estilistas. Por eso crea dudas en algunas personas el nuevo proyecto de la SD Eivissa, hecho a base de jugadores dotados para partidos de guante blanco y no para batallas cruentas. Pero ayer el conjunto bermellón demostró que no tiene porque ser así. Porque en sus filas cuenta con un jugador del que habrá que estar muy atento y rezar todo lo que sepamos para que no se vaya antes de tiempo de la isla en busca de empresas mayores. Se llama Julien Hornuss, lleva seis goles en cuatro partidos y es toda una figura. Ayer lo volvió a demostrar con dos tantos sublimes. Uno de ellos, el primero, en sociedad con otro pelotero de cuidado al que se conoce familiarmente como Fofi. Entre ambos consiguieron encarrilar un partido en el que los de Elcacho volvieron a ofrecer la misma cara que hace dos semanas: bien atrás pero algo espesos en la creación -no termina de funcional la conexión Garrido-Gracia-. Había sido un tiro de falta de éste la única oportunidad de los locales hasta que Alfonso (o Fofi), incisivo en la banda izquierda, colocó un centro que podría haber firmado el mejor Figo para que Julien hiciera el primer gol de impecable testarazo. El Eivissa se colocaba por delante, pero el juego seguía igual: sin oportunidades, sin movilidad, sin profundidad. Por los mismos derroteros transcurrió el comienzo de la segunda mitad. Sólo Alfonso fue capaz de poner emoción en la grada con una jugada desde la izquierda. Hasta que Julien, seis minutos después, conseguía levantar al público al mismo tiempo que sentaba a varios rivales en el área. Vidal despejó el remate, pero la pelota quedó franca para que el joven francés remachara de forma espectacular y pusiera el 2-0. A partir de ahí se rompió el encuentro y se empezó a ver al Eivissa más cómodo en el campo, consecuencia de los espacios que dejaba un Alaior echado alante pero que no sabía concretar las pocas ocasiones que tenía. Dani lo intentó en el minuto 65, y Zurbano obligó a Gaspar a lucirse con un potente y lejano disparo en el 90, después de que Isi hiciera lo propio en un preciso saque de falta.
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