Los jugadores del Eivissa celebran uno de los goles marcados el pasado domingo en el encuentro ante el Felanitx.

Iván Muñoz
Los números que la SD Eivissa ha firmado en el último mes y medio invitan a soñar. Lejos de verse afectado por el movimiento en los despachos, que culminó con la asunción de la presidencia por parte de Pedro Ortega tras la dimisión de Mariano Riera y la renuncia de Pepe Verdera, el equipo ha sacado adelante sus últimos compromisos. Y lo ha hecho con nota. Desde que desencadenara dos derrotas consecutivas -ante la Peña Deportiva en casa (0-1) y en su visita al Ferriolense (3-1)- el conjunto entrenado por Carlos Simón ha ganado todos sus partidos a excepción de un empate. Fue ante el Atlético Ciutadella y debido a un gol en el tiempo de descuento después de ir ganando durante todo el encuentro. Playas de Calvià (2-1), Santanyí (1-0), Vilafranca (2-0) y Felanitx (3-2) salieron derrotados de un estadio de Can Misses que los de Carlos Simón han convertido en fortín. Una racha que ha permitido a los bermellones sumar 13 puntos de 15 posibles y mantenerse al acecho de las posiciones que dan derecho a jugar la liguilla de ascenso incluso habiendo cumplido en este intervalo (8 de enero) su jornada de descanso.

La mejoría es significativa si se tiene en cuenta que hasta este momento el equipo, que afrontaba la temporada con grandes expectativas, había conseguido encadenar dos victorias consecutivas sólo en un par de ocasiones (Poblense y Collerense; Margaritense y Alaior).

Los refuerzos han provocado un efecto positivo en el grupo. Pero lo curioso es que lo han hecho mucho antes de su llegada: «En los dos últimos partidos que hemos jugado en casa antes de recibir al Felanitx, la plantilla estaba mucho más motivada. Todos sabíamos que iba a firmar gente nueva, algo bueno porque el colectivo se ha puesto las pilas. Además, han visto que la nueva directiva se estaba implicando y tenía ganas de iniciar un proyecto que puede ser muy bonito», explica Carlos Simón.

Además de aportar calidad al equipo, los fichajes permiten al entrenador elegir, obligándole a dejar a gente fuera de las convocatorias. Una situación diametralmente distinta a la que se viviá hace apenas mes y medio.

Yendo así las cosas, el equipo no puede más que ir hacia arriba, pero el técnico bermellón no quiere lanzar las campanas al vuelo: «Vamos a intentar estar ahí, a ver si lo conseguimos. Hay una pugna muy importante, pero la ventaja que tenemos es que el bache fuerte ya lo hemos pasado y aún así estamos a cuatro puntos del play-off. Los próximos rivales en casa son piedras de toque que servirán para ver el futuro del equipo».

Un futuro que la directiva espera que se desarrolle en la Segunda División B, el lugar que tanto presidente como directivos creen que corresponde a una ciudad como Eivissa. Algo que si no se consigue este año, esperan conseguir en el próximo gracias a un equipo competitivo y totalmente profesionalizado.