La incesante actividad que preside la Liga ACB, preparada para completar la cuarta jornada en once días, ha situado a algunos de los pesos pesados de la competición ante la necesidad de dar respuesta a las primeras apreturas de la temporada. El Barcelona, vigente campeón, es uno de los equipos cuya trayectoria se sigue con lupa. Sumido en una sucesión de partidos durante las últimas fechas, incluida la exhibición frente a los Grizzlies de Pau Gasol, el conjunto azulgrana aún despierta dudas sobre su rendimiento, sobre todo después de caer en casa ante el Auna Gran Canaria, y ahora recibe a uno de los tres colíderes, el Ricoh Manresa, con la exigencia de dar un golpe de autoridad. Mucha mayor presión que los barcelonistas, cuyo único pecado ha sido perder un partido, recae sobre el Real Madrid.

Los madridistas sólo han ganado un encuentro, el de la primera jornada contra el DKV Joventut, al que superó por un punto tras levantar dieciocho de desventaja, y han caído ante el Casademont y, de forma incontestable, ante el Tau.

Al Pamesa, que se enfrenta en su pista al Unicaja, también le acosan las urgencias. Los vigentes subcampeones sólo han derrotado al Alicante y reciben a un rival que ha ganado seis de sus últimas ocho visitas a la Fonteta con el peligro de quedar descolgado de la zona alta de la tabla. Esa franja de la clasificación refleja la marcha intratable del Tau, a seguir instalado en el liderato.