25/06/02 0:00
José Antonio Diego SEÚL
El equipo de Alemania, tres veces campeón del mundo, se bate en
semifinales del Mundial con un intruso iluminado, Corea, en defensa
del honor del fútbol europeo mancillado por las derrotas sucesivas
de Polonia, Portugal, Italia y España a manos de un equipo que se
aferra a sus sueños de grandeza. La marcha triunfal de Corea bajo
la mano sabia de Guus Hiddink, los efectos de la «marea roja», que
alcanzará mañana los siete millones de personas, y el camino
titubeante de los hombres de Rudi Voeller en el Mundial dibujan una
interrogación sobre un partido que en circunstancias normales sería
un paseo militar para Alemania.
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