El seleccionador nacional, César Argilés, se mostró satisfecho al
término del partido y felicitó a los jugadores por su esfuerzo
final tras una «dura» temporada que ya ha terminado.
A juicio de Argilés, el partido se caracterizó por «una cierta
línea ascendente-descendente» cuyo origen situó en «pequeños y
claros» errores de lanzamiento cuando el marcador estaba bien y
«precipitación buscando el aplastamiento del contrario». Para
Argilés, Austria ha demostrado que «no es ningún tipo de banda, que
sabe jugar y tiene sus combinaciones sólidas».
Pese a todo, el técnico mallorquín disculpó a los jugadores ya
que a final de temporada «los brazos están muy cansados». En
relación a la defensa, Argilés dijo que el trabajo defensivo «ha
sido muy intenso y sobre él hemos apuntalado siempre la diferencia
en el marcador», que osciló entre los tres y cinco puntos la mayor
parte del partido.
En cuanto al mundial, Argilés recordó el nuevo sistema de juego
en fases y vaticinó, con reservas, que Portugal «será el punto y
final de un año y medio sin medallas; lo espero y, en la euforia,
me comprometo».
Por su parte, el seleccionador de Austria, Rainer Osmann,
manifestó su satisfacción con los resultados de los dos partidos y
destacó que el equipo es joven, al que le falta experiencia pero
que «tiene buen futuro».
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