Fernando Morientes, sin camiseta y ante Carles Puyol, celebra el segundo gol de la selección española.

Jenaro Lorente (Efe) JEONJU
España firmó de forma matemática el pase a los octavos de final del Mundial con un triunfo muy trabajado en un partido que se le puso muy cuesta arriba y que arregló Fernando Morientes en la segunda mitad. El delantero madridista, que llegó a Corea sin hacer ruido y con todas la papeletas para ocupar banquillo, fue el hombre del encuentro. Su entrada al terreno de juego al comienzo del segundo período en sustitución de un desastroso Diego Tristán, fue talismán para el conjunto de José Antonio Camacho.

El delantero empató con un golazo en un remate de cabeza en el minuto 53 y se encontró con la inestimable colaboración de José Luis Chilavert en el 68 para rubricar el segundo con el pecho, el que daba la vuelta al tanteador y los tres puntos que ponen a España en la siguiente ronda.

Si Morientes fue el triunfador, el gran derrotado fue sin duda el mítico Chilavert, a quien le costará olvidar su horrible fallo en el segundo tanto de España. Chilavert es un ídolo para su país por su marcada personalidad, la misma que le llevó al envite en medio de la polémica por sus declaraciones, pero al cancerbero le salió el tiro por la culata y quizá pagó con un castigo excesivo.

Pero el partido no empezó bien para la selección española. Cesare Maldini modificó el planteamiento anunciado previamente y alineó a tres centrales (Gamarra, Ayala y Cáceres), dejando en punta a Roque Santa Cruz y José Cardozo.

En el minuto 9, José Luis Chilavert lanzó una falta en medio campo y el balón, despejado de cabeza por Carlos Puyol, cayó en los pies de Francisco Arce. Su disparo no fue atajado por un desafortunado Casillas y Puyol terminó de estropearlo marcando en propia meta.

El tanto terminó de descolocar a España, que incluso pudo encajar más tantos y agradeció el final de la primera parte con el exiguo 1-0 en contra. Camacho arregló el desaguisado con la entrada de Morientes y Helguera en el segundo período, en el que los tantos del delantero acabaron con la resistencia de Paraguay.