EUROPA PRESS - GENOVA
El ciclista español Àlvaro González de Galdeano, del Vitalicio, culminó en solitario una gesta de 124 kilómetros escapado y se adjudicó la decimoséptima etapa del Giro de Italia, disputada entre Meda y Génova sobre 236 kilómetros. El mayor de la saga de los Galdeano rompió los pronósticos que auguraban una llegada masiva en la víspera del regreso de la montaña, aunque él mismo confesó la plena confianza en su rendimiento.

Su convicción la exhibió desde el kilómetro 60 cuando integró un cuarteto (Pronk (Rabobank), Piccoli y Calcaterra) que buscó la cabalgada desde lejos frente a un pelotón de velocistas ansioso por disputar la penúltima «volatta» (la última, en Turín).No hubo acuerdo, ni colaboración o, quizá, la intensidad del grupo pudo más que la utopía de enfrentarse al guión establecido por los llegadores. De nuevo, González de Galdeano tentó, aunque en esta ocasión sólo, la suerte y poderío del pelotón que le dejó marchar consciente del numeroso kilometraje que aún le aguardaba.

El pupilo de Mínguez acumuló distancias. Un minuto, dos, cuatro y hasta siete minutos de renta respecto a los equipos con sprinters que reaccionaron ante la cercanía ya del circuito urbano final. Criado en la cantera del Euskaltel, asumido el éxito de su hermano, Igor, en la última Vuelta a España. Àlvaro destacó siempre porque se le vio entre los primeros en las contrarrelojes. Entre los reproches del grupo por no haber tirado con más ímpetu se impuso el checo Jan Svorada. Hubiera sido lo lógico, que triunfara el sprinter del Lampre al que no veremos en el Tour porque sus organizadores decidieron no invitar a la «squadra» italiana. Pero 24 segundos antes había llegado González de Galdeano para sellar su victoria más importante, la tercera del Vitalicio en una gran vuelta por etapas.