Cipollini hizo valer el buen resultado obtenido en la jornada
prólogo del domingo, en la que se quedó a sólo cuatro segundos de
Jan Hruska (Vitalicio Seguros), para conseguir el jersey de líder
al sumar las bonificaciones en el intergiro. Javier Mínguez,
director del Vitalicio, ya reconoció tras el final de la primera
jornada que la misión de mantener la maglia en la etapa de ayer era
poco menos que imposible ya que es muy difícil controlar las
bonificaciones que se dan a lo largo de la jornada.
Con la maglia rosa en su poder desde mitad de carrera y el
contratiempo que sufrió su equipo en los últimos kilómetros, el
mejor sprinter del pelotón mundial no disputó en condiciones la
primera volata del Giro, que se adjudicó el llegador del Mobilvetta
Ivan Quaranta, por delante de Marco Zanotti del Liquigas y Steven
de Jongh, del equipo Rabobank.
A falta de diez kilómetros para el final de la etapa una
montonera en el centro del pelotón partió al grupo en dos. El
principal perjudicado fue Paolo Savoldelli, jefe de filas del
Saeco, el equipo de Cipollini, que tuvo que dejar de trabajar para
su sprinter para ayudar a su líder a reintegrarse al seno del grupo
principal.
El trabajo de los gregarios del Saeco dio su fruto y Savoldelli
llegó sin mayores problemas al pelotón, con lo que mantiene su
privilegiada posición de cara al triunfo final. Sin embargo, el
equipo italiano sacrificó la preparación del sprint de Cipollini,
que no pudo disputar la victoria final al verse solo en los últimos
metros.
La etapa siguió el guión que se esperaba. Una etapa corta, con
lo que esto suele suponer en cuestión de combatividad y problemas
para controlar el pelotón. Sin embargo, el hecho de que las fuerzas
aún estén intactas y las complicadas etapas que esperan a los
sprinters hicieron que esta primera etapa fuese un remanso de paz y
tuviese un destino anunciado: el primer sprint de este Giro de
Italia.
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